Reflexiones sobre la belleza.

La belleza es objetiva. Tan objetiva como puede serlo un retazo de vida resguardado, doliente de este mundo enajenado. Un fragmento de tiempo congelado, funesto en su apogeo. Sola. Perdida. Y, a la vez, reemprendida en sus azares disolutos. Como un beso infinito de mar de agua salada; como el roce de un pétalo inflamado y la voz de quienes nunca has olvidado.
Por Santiago Jordán Cardona.