Lecciones de UrbEnidad es un poemario que te invita a acompañar a la autora -la colombiana Carolina Bustos Beltrán- en un viaje íntimo por varios lugares del mundo en los que estuvo y otros en los que fue. El viaje empieza con el retrato de una Bogotá de la cual ella parece estar despidiéndose siempre; pero que luego no solo está presente sino que es persistente en otros destinos como París, Porto, Madrid, Nueva York, en los que está sin estar, va y vuelve, invoca, nostalgia en la tonada de un fado que busca la patria que pudo ser.
El poemario de Carolina es un corazón nómada que yéndose parece siempre estar volviendo a esa Bogotá brumosa y solitaria que es sólo suya. La poeta es juguetona y aventurera con el lenguaje, tal como lo es con las imágenes de esos lugares sin tiempo y sin espacio, algunos muy parecidos a ella.
Ojalá en este ir y venir de almas nómadas, el destino me lleve a reencontrarla en una de estas sus tierras habitadas, aunque cualquier lugar del mundo sería perfecto para contarle cómo sentí que su poema “A dos voces” dialoga amorosamente con la Cantata para un Joker de mis 37 armónicos para una fuga; contarle que se me cayeron unas lágrimas al terminar de leer su poema Madrid Dream, y que al releerlo para comprender aquellas lágrimas, cayeron unas más. “/…/ si en la mañana me levantara y viera el sol salir por la Sierra / sabría que todo fue un sueño / y que tú estás aún caliente, / escondiéndote con una sonrisa entre las sábanas.”
No es frecuente para mí conectar con una voz poética en la lectura, hace años atrás quizá lo era, como le dice Celine a Jesse en Antes del Amanecer: cuando eres joven, crees que habrá muchas personas con las que conectarás. Más adelante en la vida, te das cuenta de que sólo sucede unas pocas veces.
Lecciones de UrbEnidad conectó conmigo despertando algo que quizá llevaba tiempo adormecido. No me cabe duda que este es un libro de esos conectores, destinado a tejer un lazo de vos, con el mudo, de vos con tu mundo, de vos con vos mismo.
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