Esta película es toda una aventura a la que, asistir, es un deleite. Ari Aster juega con dos tonos completamente diferentes. El terror psicológico por el que ya es reconocido, y el humor negro remarcando fuertemente la ironía. Hacer el juego mezclando situaciones variadas completamente distantes, ocasiona un sentido de confusión para el espectador. Lo recuerdo de manera clara, recuerdo estar sentado en la sala y preguntarme, ¿Cómo es posible que esta película me haga reír y me cause tanto miedo a la vez? Por Roberto Vudoyra.
El bebé de Rosemary/Hereditary: El horror se hizo carne.
Si la retorcida, en tanto que onírica, imagería en El bebé de Rosemary era una lectura de agresión, represión sexual y subyugación, en Hereditary es la plena manifestación de la culpa, autoflagelo e incapacidad por recuperar la cordura. Tanto la figura diabólica podemos comprenderla como la de una sociedad que encarcela a la mujer y reprime su sexualidad, como los demonios internos en una situación desesperada, y traumática. Por Sebastián Valladares.

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