Nominada al premio Oscar como mejor guion original, Los enredos de Harry (1997) es un ejercicio cómico, atípico y revelador de los miedos del cineasta, como esa muerte escalofriante que llega para llevarse al personaje equivocado, y que deja un sabor a El séptimo sello (1957) de Bergman, pero con toda la jocosidad e intelecto del humor de Allen.
