The Brutalist (2024) y el placer de volver al cine.

Lo que sucede en The Brutalist, como bien sugiere el nombre, es realmente doloroso. La brutalidad con la que pretende quebrantar el espíritu humano resulta profundamente desgarradora en tanto más desesperanzada. Lo curioso es que, ahí mismo, ahí donde la historia se construye en rigor de la desolación, brota impunemente la inquebrantable belleza. Los 214 minutos que dura esta película son una carta de amor al propio cine. Por Santiago Jordán Cardona

Entre ambiciones desmedidas: Cónclave (2024)

Para bien y para mal, Cónclave termina siendo una de las aquellas películas llamadas a cumplir "la agenda" y se ve obligada a regalarnos un final que, aunque peca de predecible, también peca de justo en un contexto donde las diferencias culturales, llámense de género, de ideas, de clases,  se ven cada vez más amenazadas por la indiferencia y por la ambición.  Por Fernanda Rojas.

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