Cómo llegar a Bob Dylan a través del cine… y perderse.

Es complicado conocer a Bob Dylan. Empecé a interesarme en él gracias al cine. Un poco tarde, sí. Tenía 19 años. Fue en los créditos finales de Assassins (1995, Richard Donner), una mediana película de acción cuya mayor virtud es cerrar con Like a Rolling Stone, versionada en vivo por los Rolling Stones. Recuerdo que, emocionado, no pude levantarme del asiento de la sala hasta que acabó el último acorde con un sonoro “thank you, Bob” de Keith Richards. Por Francisco González Quijano.

Mi amigo, Vargas Llosa…

La primera vez que lo vi, estaba al lado de mis abuelos. La distancia en blanco y negro se sintió extrañamente familiar. “Es el Varguitas”, me dijo mi abuela. “Ah, el amigo del Gabo”, le respondí satisfecho. Era la primera vez que veía esa fotografía, pero la sensación fue de conocerla entera. Había escuchado tantas veces su nombre que hasta sentí que yo también podía llamarlo Varguitas, incluso si sus escritos habían sido hasta entonces humo y espuma. Por Santiago Jordán Cardona

Crea una web o blog en WordPress.com

Subir ↑