El peso de la cabeza hacia adelante: Sábato y ‘El Túnel’.

Por Roberto Vudoyra.

“Te voy a confesar algo —me dice con timidez una amiga—, en actuación cuando construimos personajes y usamos el psicoanálisis, la cabeza caída hacia adelante representa que eres muy mental, y la espalda encorvada que aún cargas un peso, posiblemente del pasado.”

Silencio por unos segundos. Luego ella termina diciendo:

“Acomódate bien”

Y me da unos golpecitos en la espalda para corregir mi postura.

No fue incómodo en ningún momento, más que nada, me sentí inseguro, pues las palabras habían sido las correctas. Sí, soy una persona que piensa mucho, reflexiona y calcula sobre los pasos que tiene que dar ante tal o cual situación. Sobre la parte de cargar un peso del pasado, no puedo hablar ni extenderme pues no entra en el planteamiento que quiero hacer hoy.

Sin querer, en mis relecturas, al encontrarme con El Túnel de Sabato, recordé esta anécdota y, de alguna extraña manera, pude comprender la desesperación por la cual pasa el personaje de Juan Pablo Castel al conocer a María Iribarne.

En análisis pictórico se suele hablar de códigos, diferentes elementos representados en la obra que tienen un trasfondo histórico, social o político. Cosa que permite crear un producto más complejo y lleno de significado más allá de una simplicidad. Evitarse decir, por ejemplo: “Está bonita la perspectiva; es lindo el uso del color, los personajes se ven felices así que yo también me siento feliz.” Bajo este parámetro, considero que todo empieza al momento que María Iribarne tiene, desde su trasfondo personal, el código para descifrar el significado de la ventanita dentro de la pintura de Juan Pablo Castel. Él lo nota, así se enamora de esta concepción y bajo esta él sabe y siente que ella ha sido la persona indicada para que sea amada por él.

Así que, Juan Pablo Castel comienza a utilizar sus recursos mentales para poder diseñar una situación, poder conocerla, hablar con ella y hacerle preguntas de suma importancia. Por otro lado, María muestra señales contradictorias que confunden a los sentimientos de Juan Pablo.

Es aquí donde entra la nota importante, todo está escrito desde la perspectiva de Juan Pablo, narrada también, como confesión de su crimen al asesinarla.

Esta historia representa el poder de la mente cuando el descontrol y la confusión llevan las riendas, sobrepensar —de alguna manera— nos separa la mente y el cuerpo: ocasionando esta ruptura donde el primero trabaja sin cesar, y el segundo funciona a base de reacción impulsiva. Porque sí, cosa importante a recordar, somos mente y somos cuerpo; pero deben trabajar en conjunto, controlarse mutuamente. Cosa que en ningún momento logra Juan Pablo Castel.

Esto le abre también a cuestionarse todo lo relacionado con la idea de amor y sobre su propia relación. Una relación que es confusa, saltada, cortada. Él no sabe dilucidar de qué modo ella lo quiere, y eso también le ocasiona cortes emocionales conflictivos. Juan Pablo solamente quiere oír las palabras directas de lo que siente ella, pero María solamente le cuestiona: “¿Por qué hay que decir ciertas cosas?”.

Una posición interesante que, creo, demuestra la separación de las personalidades de Juan Pablo y María. Separación en un punto importante y ya complicado desde el inicio, Juan Pablo siempre lo quiere todo con ella: verla, pasar el tiempo, amarla profundamente. Pero María, en su situación de mujer casada y confundida no puede permitirse abrirse por completo a tal situación, cosa que deriva en otra piedra que añade al peso que ha de cargar Juan Pablo.

En su descontrol, decide enfrentar a María cuestionando más a fondo su relación y la razón de sus actos. Para, posteriormente, buscar herirla con sus comentarios. Cosa que logra, y ella se va hacia una estancia con el primo de su marido, llamado Hunter. Castel, castigado y avergonzado decide permitirse hacer diferentes bajezas y hasta llega a idealizar la idea del suicidio. Esto ocurre en un lapso de varios días mientras está borracho, y luego, en lucidez, decide escribirle una carta a María confesándole lo ocurrido en esos días, esperando que esto ayude a arreglar las cosas. Aunque él ya sabía que el puente que tenían entre los dos estaba roto.

María le pide que la visite en la estancia, cosa que él hace sin pensárselo dos veces. Ahí conoce a Hunter y a una amiga suya. Convive un rato con ellos y nota que, por más que quieren parecer intelectuales, inteligentes o interesantes, a él solamente le parecen aburridos y pedantes. Cosa que asimila con los primeros capítulos de la novela y los comentarios que hace sobre los críticos que suelen hablar sobre sus obras. Aprovecha este narrador para ir cuestionando la figura e idealización de las personas intelectuales y críticas de arte.

Posteriormente María aparece y se va con Juan Pablo a un acantilado.

Creo que esta es la escena más importante de todo el libro, porque aquí ambos mantienen una conversación, donde ella le confiesa que siempre había querido compartir ese lugar con él. Y que también, al ver esa escena de la ventana en su pintura, al descifrar el código contenido en ella, supo que ambos eran iguales: personas en búsqueda de alguien más.

Entonces Juan Pablo, en un inicio se siente encantado, pero después piensa que jamás volverá a repetirse ese momento y comienza a sentirse consternado. Su mente otra vez comienza a maquinar ideas, y deja de escuchar lo que María tiene por decirle. Él comprende un poco del pasado de María, dice que ella habla sobre un primo, sobre hechos tormentosos y crueles por los que ella pasó. Pero no la escucha, no le presta atención a lo que quiere decir. Él solamente piensa en aventársele encima y ambos caer, para morir. En lugar de abrirse y escuchar la apertura que María le está brindando, Juan Pablo solamente se encierra en su maquinaria mental. Esto le genera más conflicto interno.

Posteriormente, al regresar a la estancia, Juan Pablo siente algún tipo de miradas por parte de Hunter, y huye de la estancia, sospechando que María también está enamorada de Hunter.

Este es el momento de quiebre total en la mente de Juan Pablo, no puede dejar de pensar en los hechos de la estancia y quiere, de alguna manera, que María se preocupe por él. Otro rasgo de manipulación. Contacta con ella para verse, pero parece que Hunter enferma y ella prefiere quedarse con él.

Juan Pablo se enoja, desespera y es cuando —para él— todo lo sospechoso cobra sentido, María está engañando a Allende (este es el esposo) con Hunter, y a la vez también engaña al amante con Juan Pablo. Le rompe el corazón completamente y decide viajar a la estancia para enfrentarla. Ahí, él “confirma sus sospechas” y entra a la casa para asesinarla, apuñalando su pecho y su vientre. Regresa, se lo confiesa a Allende, cosa que él lo tunde y lo tacha de Insensato.

Al final, tenemos a Juan Pablo comentando que no puede analizar el significado de aquella palabra, Insensato, y cierra declarando que sigue dibujando dentro de las paredes del psiquiátrico.

Un libro doloroso e incómodo de leer, el quiebre psicológico de una persona, que ya tenía ciertos rasgos de misantropía, a la pérdida total de los estribos. Creyendo que asesinando a María podría “liberarlos”, pues así ya no podría seguir engañando a nadie. Pero funge al contrario, solamente termina encerrándolo en el psiquiátrico, y peor, en su propio Túnel largo oscuro y solitario. Lugar del que pudo haber salido, u escapado, o tal vez el Túnel aquel se pudo haber conectado con el propio de María y permitiéndole a estos seres lograr lo que buscaban, a una persona, a otro cuerpo complementario que les disipase cualquier rasgo de soledad.

Por eso creo que la escena sobre las piedras en aquel risco es importante, porque si Juan Pablo hubiera puesto control sobre su mente y los oídos a comprender las palabras que decía María, podía haber comprendido algún trasfondo importante dentro de su historia, y así tener más claras las cosas. Porque eso es seguro, en este libro jamás algo está claro, todo está escrito desde la perspectiva rota y calculadora de Juan Pablo.

Esa es una de las razones por las que me parece interesante, pero a su vez incómoda en el contenido del texto. Porque comprendo en primera persona lo que es ser una persona calculadora, con la mente siempre activa y buscando soluciones o respuestas a cosas que (es probable) sean simples o ni siquiera tengan una respuesta concreta. Pero me incomoda porque se siente real, porque en momentos quisiera gritarle a Juan Pablo Castel que cierre la boca cinco minutos y se permita escuchar, sentir, o ver lo que otras personas (en este caso concreto, María) tienen para decirle. Y así, tal vez como él lo pensó, poder comprenderla.

Insensato, falto de cordura, falto de juicio, roto en el seso. Me hace sentido que Juan Pablo no pueda comprender esa palabra, esa palabra que lo define y que, tal vez, indica que la historia que nos narró está llena de sesgos.

Podemos intuir la razón y significado de las cosas, pero hay que mantener los pies en la tierra y el control de la mente, pues si dejamos que con el peso se haga para delante, la cabeza se nos puede caer.

Roberto Vudoyra es completo apasionado del cine, la literatura y la música. Estudió Música Popular Contemporánea. Toca el bajo eléctrico. Lleva, con mucho entusiasmo, una pequeña carrera literaria fomentada por la auto-publicación. También ha tomado cursos de cine documental, análisis cinematográfico y guion. Espíritu invencible.


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