ADIÓS A MI CONCUBINA (1993)

Anoche tipo 9pm me dije: voy a ver una peli de la carpeta “Asia” y me duermo. Pues nada, entre que la película duraba 3 horas y era lo suficientemente perturbadora, logré dormir (a penas) como a las 3am.

Primero, esta película movió muchas cosas en su época, que era una época en la que empezaba a ponerse “de moda” el cine asiático (en este lado del mundo). Cuenta la historia del desarrollo de la Ópera de Pekin en un momento histórico (entre 1911 y 1977) bastante convulso en el que el pueblo chino vive la revolución nacionalista, la partición de China entre los señores de la guerra, la ocupación japonesa, la Guerra Civil, la Liberación, la Reforma Agraria, la guerra con Corea, el Gran Salto Adelante, los tres años de sequía y hambruna hasta conectar con la Revolución Cultural (1966) hasta su final al fines de los 70s, donde termina la historia de estos primero dos y luego tres personajes muy particulares. En el fondo siento que pese a toda la carga histórica es una historia de amor.

Todo empieza con Dieyi, un niño de unos 5 a 7 años que es abandonado cruelmente en el centro de formación de una compañía de Ópera, en una época en que las opciones para que el hijo de una prostituta no muera de hambre en la calle eran esclavizarse o ser actor, en su primera parte la película te muestra que la segunda opción no estaba tan alejada de la primera. Formación en artes marciales, acrobacia y canto basados en tortura, humillación, sacrificios, castigos físicos, es decir violencia más allá de lo imaginable, violación incluida. Preparen su corazón para una primera hora de ver niños sufriendo en todos los sentidos, en la búsqueda de conseguir (no parecen tener otra alternativa) ser estrellas de la Ópera de Pekin.

En la “Escuela” Dieyi conoce a Xiaolou, un niño algo mayor y más fornido que él, que se convierte en su protector y su mejor amigo de toda la vida. Juntos llegan a convertirse en reconocidos actores interpretando la Ópera Adiós a mi concubina, uno en el papel del Rey y el otro en el papel femenino de la Concubina. En el transcurso de la segunda hora aparece Juxian, una prostituta con la que Xiaolou termina casándose y aquí es donde se conforma este extrañísimo triángulo amoroso en el que devienen pasiones, celos, traiciones con consecuentes perdones y no, un amor imposible cuya única tabla para flotar en el mar de aquellas brutales guerras por las que pasa el pueblo chino, parece ser el arte de convertirse en otro/otra. El maquillaje es un eje narrativo desde el minuto 1 de la película hasta el minuto 173.

Es una película larga, lenta y con mucho dramatismo visual, es bella, pero puede resultar aburridísima para muchas personas, a mí -que he confirmado que tengo bastante tolerancia el cine de este tipo y su contemplación en cámara lenta- me pareció maravillosa. El manejo del color como elemento narrativo es fascinante, empieza con un sepia en el que selectivamente se percibe sólo un tenue tono rojo en algunos lugares, luego sombras y reflejos, claroscuros, luego colores vibrantes, luego oscuridad, el color de la opulencia y el de la hambruna, el de la guerra y el del escenario en el que se resguarda el arte. El director estimula emocionalmente su narración desde el color. Bello, bellísimo. La recomiendo, si no la han visto, creo que pueden verla en Prime Video.


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