He asistido, en mi caótico viaje a la Ciudad de México, a la premiere de Que huevos, Sofía (2025) , con la promesa de ver una comedia, he de decir primero, que esconde mucho más que un humor directo, con gran carga sexual y que hace mucha alusión a la bestialidad que puede llegar a tener el ser humano (cosa que vemos en las primeras escenas, teniendo un cariz incluso incómodo, detalle que funciona de maravilla para expresar la situación) , la película sorprende por la gran construcción de la protagonista, Sofía ( Giovanna Romo) quien en un tono lleno de dramatismo absurdo, encarna la vida de una godín, a quien le ha sido arrebatado el puesto por la sombra del nepotismo, y como las tragedias se acumulan , pues es también madre y debe coordinar una vida compleja y llena de actividades, de manera ridícula, decide renunciar para montar su propio negocio de pasteles, misma línea en la que trabajaba, con sus compañeros, una travesía que incluye estafas, tratos con el narco, y tantas más peripecias que hacen pendulear la cinta entre un tono dramático y absurdo humorístico, dan como resultado una historia, si bien simple, que denuncia la realidad vivida en la cultura mexicana, más aún, en el conocido medio “godín” .
Otro personaje ha de ser introducido antes de avanzar hacia el tema que nos interesa analizar, Maciel (Sergio Mayer), quien encarna el arquetipo de un jefe tiránico, arbitrario y hasta desconectado de su realidad por su narcisismo, quien constantemente acechará a Sofia y vuelve la cinta bastante dinámica. Antes que darnos una historia lineal de éxito (cosa que se espera en la ilusión de quienes emprenden), la película rescata un elemento psicológico importante, si bien el viaje de la heroína (Sofía) es “hacia fuera”, diversas escenas que remiten al pasado y la formación psicológica de Sofía, nos hacen notar el gancho que permite a Maciel controlarle desde sus inseguridades, volviéndose en un punto, una cinta sumamente introspectiva.
¿De dónde viene la reivindicación? La película a decir verdad, es de corte bastante feminista, se aboga por resaltar el poder de las mujeres, las capacidades de liderazgo, la inteligencia y búsqueda de soluciones rápidas. Uno de los mayores nudos de la película , se expresa con el conflicto entre Sofía y Renata (Jessica Jiménez) , la nueva pareja de su esposo, quien al notar el alcoholismo de Sofía, funge como una especie de protección para la hija de nuestra protagonista. Observamos que Sofía, por su propia historia, carga una visión negativa sobre el trabajo doméstico y la crianza. Aquí podríamos hablar sobre el conflicto entre lo femenino lunar , remitiendo a la figura de la Diana o a la Artemisa independiente, que desprecia los roles femeninos más “típicos” y toma , en desequilibrio, un papel incapaz de delegar que termina por quebrarla, y el arquetipo femenino venusiano, remitiendo éste a Afrodita, que veremos desempeñado por la misma Renata, y en una menor medida, el personaje de Pamela (Yanet García) , una edecán ex amante de Maciel, a quien en un inicio se le califica de superflua e inútil, pero demuestra sus capacidades, reivindicando el dañado arquetipo venusiano.

La solución ocurre en un mensaje bastante familiar y sanador, Sofía renuncia a la aceptación de Maciel, en quien encuentra ecos de su padrastro, un hombre lleno de violencia y crueldad, quien sometía a ella y a su madre, a una vida de nerviosismo, cierto perfeccionismo y adicción. El alcohol funge como un parche a los problemas subyacentes, quedando de manifiesto que las problemáticas de nuestra protagonista necesitan un cambio de dirección, cuando Sofía busca ayuda en su equipo y comienza a delegar, las cosas se resuelven, lo lunar se humedece o dulcifica, integrando a aquél arquetipo de Afrodita, ya no desde la visión de la mujer superflua, quien vende su belleza como atributo para sobrevivir (como al inicio la amante de Maciel), sino desde la sensibilidad, la mujer diplomática, conciliadora, que busca en la vinculación una solución para los problemas.
La película resulta sumamente interesante, debido precisamente a la construcción de los personajes y la evolución de la protagonista, debe ser dicho que hay algunos diálogos y soluciones que se sienten un tanto forzados, sin embargo, más allá de la historia (que contiene momentos de humor sumamente familiares para quienes habitan en la mítica Ciudad de México y pertenecen a la especie godín) , el juego psicológico y reivindicación de estos personajes, hacen de la trama una cosa un tanto más profunda. No hay elemento que sobre en la película, por el contrario, queda decir que su director, Carlos Santos, desempeña una historia en la que se podría profundizar bastante más, sin embargo, el objetivo se logra de manera bastante satisfactoria, se puede decir, incluso, que la película tiene la bondad que regalan las tragicomedias, un sentido pedagógico que no podemos dejar pasar de largo, sin duda una premiere que he disfrutado mucho, esperando su próximo estreno, el día 27 de febrero del año presente.
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