Yoselin Goncalves y el horror en la literatura.

Por Paulina Lucio.

Hay quien define que algunos de los relatos de Yoselin Goncalves tiene ecos a Bradbury, Poe o Quiroga. Sin embargo debo admitir que más allá de encontrarle ecos con alguno (s) yo encontré la pluma de Yoselin, auténtica, con un sello propio y con toda la capacidad de posicionarse en el gusto del público.

Para esta autora venezolana, los reconocimientos y publicaciones no se han hecho esperar, Yoselin obtuvo una mención de honor por su relato «La mujer del lago» en la categoría de «Fantasía» en el concurso venezolano de Literatura fantástica y ciencia ficción «SOLSTICIOS», ha participado en libros colectivos, antologías y su primer libro es el que hoy nos trae aquí: No Apagues la luz.

Quiero expresar abiertamente que quién escribe la reseña de este libro es la amante de la literatura de horror, pero miedosa de primera que soy, para mi encontrar en las letras de Yoselin una forma creativa y hechizante de relatar el terror, suspenso y el horror es algo que agradezco mucho, pues cuando te enganchas en sus cuentos como; La mujer de rojo, El espejo de abajo o Cartas contra el olvido, te encuentras con una escritura marcada que tiene la capacidad de trasladarte a dónde quiere, cómo puede ser una habitación en dónde recién ha ocurrido un asesinato y hay un cadáver que hace apenas 30 minutos aún tenía signos vitales.

Yoselin Goncalves
Copyright: Gus Barrios photography

La forma en la que la literatura de Goncalves te traslada al horror cotidiano, podría ser similar a lo que hace Mariana Enríquez o Liliana Blum pero más allá de querer encasillarla, pretendo resaltar qué la escritura joven (Pues el libro está publicado en el 2019) y la lucidez de sus cuentos hacen evidente la línea de escritura que Yoselin tiene, la narrativa que maneja es sencilla, breve y concisa, te lleva a sorprenderte con cosas y situaciones que podemos pensar que son casi «normales» pues es justo en la vida diaria en dónde de pronto nos habituamos a las tragedias, maldiciones y hasta posesiones o manifestaciones del tipo sobrenatural.

Es muy sencillo sumergirse en lo que pasa con Marie cuando Valeria pareciera la muñeca que obedece y sigue cada instrucción que le dan, al día de hoy me sigo preguntando ¿Para qué quería Valeria ese largo cuchillo que tanto trabajo le costó alcanzar? ¿Por qué Marie orilló a Valeria a dejar la puerta abierta durante la noche? ¿Marie de alguna manera sabía que el padre de Valeria le propinaría una golpiza? Aunque las respuestas casi las podría asegurar, también me sigo preguntando ¿Qué se movía dentro de baúl mientras el padre de Valeria estaba ausente?

Si hay algo que también me gustaría destacar es que no siempre los cuentos de este libro son cortos y eso sí, que aunque podríamos pensar que son predecibles cómo muchas historias de horror, lo que hace Yoselin es permitirnos como lectores el poder entrar en cada escenario y situación para sacar nuestras propias conjeturas, hay escenarios que muchas personas consideran «privados» o casi «intocables» pero no, en el caso de «No apagues la luz» tenemos la oportunidad de meternos hasta las habitaciones de la familia, cuando leí el cuento titulado «La maldición de la casa Arteaga» me encontré con qué la dedicatoria era simple «A mi familia».

Foto: Internet.

Dentro de esa casa pasan situaciones que hemos logrado escuchar en alguna plática ya entrada la noche, un espejo que extrañamente se rompe, una sombra que vemos pasar; pero también presenciamos un escenario de verdadero horror, una sombra que se transporta e intenta asesinar a la pareja e hijos del protagonista y que además, tiene el perdón de la madre de familia pues «en otro plano» esa sombra tiene hijos y la mujer agraviada no es capaz de permitir que queden en la orfandad, aunado a toda esta trama y que el cuento no es particularmente corto, al final viene una serie de 3 fotografías, una de ellas nos parecería la más normal: la fachada de una casa. En otro contexto sería hasta lindo conocer el lugar del relato, en este contexto es sumamente perturbador.

Es por todos conocidos que la narrativa latinoamericana tiene un gran auge y demasiado futuro, que al final del día las plumas femeninas están mucho más afiladas en la literatura de horror y que por consiguiente la pluma y textos de Yoselin llevan este ADN en cada una de sus líneas y que precisamente hacen de este libro un trabajo digno de leerse y releerse, pues cada cuento tiene su propio encanto.

Aunque si ustedes son como yo, siempre les recomendaré leer terror antes de que caiga el sol o dejar encendida su luz de noche, por lo demás acérquense su bebida favorita, pónganse cómodos y cómo yo, disfruten de «No apagues la luz«.


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