Foto: Facebook – Arturo López Gavito.
La historia de un país también se conoce a través de su cine, ya que son sus películas, las personas frente y detrás de cámara, y el mismo público que las ve y las comenta, quienes reflejan los tiempos históricos y temas recurrentes, entre otros valores, que se retroalimentan en un diálogo artístico, cultural y social para poder delimitar y presentar la identidad de una nación.
El cine mexicano es un cine de batalla, que lucha por exhibirse, por vencer al privilegio y, a su vez, al estigma. Es un cine que oscila entre la rispidez más áspera y el romance más cursi para ser, de cualquier manera, desacreditado en su mayoría. Es un cine que ríe como reflejo del humor a veces simplón y a veces audaz del mexicano, pero que también sufre y mendiga en las calles. Es un cine que pelea duro contra la gigantesca industria del país vecino en las salas de cine. Sin santificarlo por el único hecho de «ser cine mexicano», a lo largo y ancho del país, este cine tiene muchos campos de batalla en los que varias personas le entran a la pelea para darle voz y difusión a películas valiosas, acercarlas al público general, y debilitar ese prejuicio que generaliza y cataloga a todo el cine nacional con una sola etiqueta.
Dicho lo anterior, a través de este espacio su segura servidora, Anahí Vargas Carbajal, me tomaré la libertad de responder a las recientes declaraciones del crítico musical Arturo López Gavito, quien el pasado 2 de junio, en un espacio conducido por la cineasta, crítica y periodista cinematográfica Gaby Meza, dijo, entre otras cosas, lo siguiente:
‘‘Tú sabes que el cine mexicano no puede competir porque no tiene los elementos artísticos, ni tiene los elementos creativos necesarios para poder competir […] Yo veo los contenidos mexicanos de cine y son como grandes comerciales, hechos por cuates que hacían comerciales; digo, Alejandro González Iñárritu también hacía comerciales, pero es otra cosa diferente, ¿no? Y no veo a ningún realizador mexicano, fuera de los tres grandes de Hollywood, que digas: “bueno, es que este lo puede lograr o lo puede realizar de una mejor manera”. Y eso es muy doloroso […] Y cada vez que yo veo en el cine una película mexicana digo: ¿pero por qué lo harán? […] Todo ese dinero que se invierte en esa creatividad en el cine mexicano podría estar en otro lugar, porque las películas no van a funcionar, porque no está bien hecho, porque no hay buenos actores, porque los directores no lo hacen bien, y todo tiene que ver con el chiste barato […] Hagan sus comerciales para YouTube, y háganlos bien, pero no sean tan soberbios de agarrar y decir ‘‘yo voy a hacer una película’’, porque no va a funcionar’’.
Primero que nada, quisiera clarificar que esto no es ni de cerca un ataque personal a Arturo López Gavito. Esta réplica va con todo el respeto que el señor me merece. Por mi parte quiero dejar en claro que me parece un tipo inteligente, conocedor de su materia debido a los muchos años que lleva involucrado en las más altas gamas de la industria del entretenimiento y es por ello que me sorprende tanto que haga una argumentación tan pueril, así como las razones que da para justificar su animadversión al cine mexicano contemporáneo. Tales declaraciones se pueden esperar de personas que sólo buscan clicks, vistas, alcance o validación de la facilona. Pero no se esperan de alguien reflexivo, experimentado y analítico; de un viejo lobo de mar como lo es él.
Desmarañando sus declaraciones tocaré diferentes puntos, pero también creo importante puntualizar que la entrevista estuvo contextualizada en el mundo del marketing, la publicidad y las relaciones públicas, áreas de expertise del personaje en cuestión. Quizás eso explique el porqué de su necedad en llamarle «contenido» al cine mexicano y de, al parecer, creer que la gran mayoría del mismo está sólo en streaming.
Para fines prácticos, me voy a atrever a tutear a Arturo López Gavito. Reitero, con el mayor de los respetos.
Comentas, Arturo López Gavito, a partir del minuto 42:12, que el legado cultural y artístico del cine mexicano ya no tiene puntos de referencia ‘‘salvo que seas un estudioso […] de las glorias del cine mexicano de los ‘40 y de los ‘30’’. Bien entonces, si se es un investigador o un estudioso del cine mexicano y se dispone de un micrófono, una computadora o cualquier plataforma de difusión, se tiene la responsabilidad de poner ese buen cine mexicano a la vista de los demás, de no cerrarle la puerta hacia los nuevos públicos para así seguir perpetuando esas referencias de las que dices hoy se carece. Esto no sólo con el cine mexicano de los años ‘40, que además no son películas inconseguibles, como tú lo afirmas en otro momento de la entrevista, por cierto, ya que hay una gran cantidad de películas mexicanas clásicas que están al alcance de un click y de forma gratuita en la plataforma digital más accesible de videos. Si como estudioso del cine las hubieras buscado, quizá lo sabrías.
En el minuto 44:20, además de decir que los contenidos del cine mexicano («contenidos», nuevamente, como si fuera una gran maquila) son grandes comerciales, generalizando así al cine nacional en vez de segmentarlo por su nicho comercial, brota la barbarie al decir que no ves a ningún realizador mexicano, fuera de los tres grandes de Hollywood (entiéndase Del Toro, Cuarón y tu amigo Iñárritu) que según tú ‘‘lo pueda lograr o lo pueda hacer mejor’’. ¿Dónde quedan entonces Lila Avilés, Alejandra Márquez Abella, Issa López, Claudia Saint-Luce, Michelle Garza Cervera, Natalia Beristain, Ángeles Cruz (¡mira qué casualidad: todas mujeres!), Ernesto Contreras, Alonso Ruizpalacios, David Pablos, Fernanda Valadez, Astrid Rondero, Amat Escalante, Celso García, Hari Sama, Julián Hernández, Carlos Santos, Catalina Aguilar Mastretta, Everardo González, Luis Javier Henaine, Katina Medina Mora, Francisco Franco y Fernando Frías?
Vamos, no son santos de mi devoción, pero no por eso voy a negar lo cuidadoso que es Manolo Caro con el diseño de sus producciones y lo bien que le han salido las jugadas internacionales a Michel Franco. ¿Y qué tal el acercamiento al cine de terror que ha presentado en los últimos años Isaac Ezban? ¿Dejamos de lado a los experimentados que siguen en activo como Carlos Carrera o Luis Estrada?
Es más, hasta podemos hablar de directores extranjeros que han venido a México a hacer cine y nos han dado películas de muy buena calidad. Entiéndase Lucía Puenzo con ‘La caída’, Jorge Cuchí con ‘Un actor malo’ o Tatiana Huezo con ‘Noche de fuego’.
Poco después, en el minuto 45:34, comentas que a las películas mexicanas “nadie las va a ver, no van a funcionar porque no están bien hechas’’. Primero desmaraño esto: aquí sí hay un punto en el que podría estar de acuerdo contigo, López Gavito. No tanto en la manufactura, sino en el consumo primordial de acuerdo a los números que arroja la taquilla mexicana sobre lo que el público en México va a ver. Y sí, la comedia y la comedia romántica predominan. En la distribución hay un gran bache, eso es cierto, y si se sigue menospreciando a las películas mexicanas que se salen de ese canon, ¡con menos razón llegarán a las salas de cine! (Si desean consultar números de taquilla mexicana, por favor revisen las redes sociales de Edgar Apanco para obtener la información más certera.)
Después, continúas diciendo que el cine mexicano tampoco funciona porque, según tú, ‘‘no hay buenos actores’’. ¿En dónde dejas a maestras más que probadas, aun en activo y con roles protagónicos apenas en los dos últimos años? Hablo de Arcelia Ramírez, Julieta Egurrola, Teresita Sánchez, Claudia Ramírez, Cecilia Suárez, Gabriela de la Garza, Nailea Norvind, Úrsula Pruneda, Nora Velázquez, Dolores Heredia y Mercedes Hernández; de las nominadas al Oscar Adriana Barraza y Marina de Tavira; de Mónica Huarte, quien interpreta maravillosamente un trastorno mental, algo que tú llamaste “un estereotipo”.
¿Quieres talento joven? Qué me dices de Cassandra Ciangherotti o Cassandra Sánchez Navarro, quienes continúan los legados de la familia Soler y la familia Fábregas, digo, por aquello de las referencias culturales que pides, y de las que dices que se carece. Ahí están también Fiona Palomo y Emilia Berjón, hijas de Eduardo Palomo y Arcelia Ramírez, respectivamente. ¿Qué me dices de Hoze Meléndez y su conmovedor acercamiento al autismo en ‘¿Conoces a Tomás?’? ¿Qué hay de Adriana Paz, la reciente ganadora de la Palma de Oro a Mejor Actriz en el Festival de Cannes? O de los acercamientos biográficos de Sofía Espinosa como Gloria Trevi, Ximena Romo como María Félix y Karina Gidi como Rosario Castellanos. ¿Hablamos de talento masculino? Vale, los probados: ahí seguimos teniendo a Joaquín Cosío, Flavio Medina, Juan Manuel Bernal, Gerardo Trejoluna y José María Yazpik. Entre los nuevos están Alfonso Dosal, Alfonso Herrera, Luis Gerardo Méndez, Germán Bracco, Raúl Briones, Leonardo Ortizgris, David Calderón, Benny Emmanuel y Juan Daniel García Treviño. Me regreso a las actrices jóvenes con Paulina Gaitán, Ana Valeria Becerril, Leidi Gutiérrez y Fátima Molina, a quien quizá recuerdes de ‘La Academia’. ¿Te habrás enterado, López Gavito, de la comenta que se armó para tratar de adivinar a la Mejor Actriz para el Premio Ariel, apenas el año pasado, entre Karla Souza por ‘La caída’, Natalia Solián por ‘Huesera’ y Paloma Petra por ‘El norte sobre el vacío’?
Ahora, si lo que buscas son referencias internacionales, ahí tenemos a Diego Calva en ‘Babylon’; a Melissa Barrera (a quien tú también juzgaste en ‘La Academia’, por cierto) siendo la nueva Scream Queen del cine de terror; a Manuel García Rulfo y Mariana Treviño haciéndole segunda a Tom Hanks, por mencionar uno de sus tantísimos trabajos; Tenoch Huerta en Marvel al lado de una de las mejores actrices de este país, llamada Mabel Cadena. Y hablando de las mejores actrices de este país, mira que decir que no hay buenos actores cuando, en este momento, Irene Azuela e Ilse Salas comparten tablas en el teatro, es espeluznante, con todo y que cambias la narrativa unos minutos después.
Afirmas que el cine mexicano no va a funcionar porque ‘‘los directores no lo hacen bien’’. Ya enlisté una buena cantidad de directoras y directores, pero algo habrá hecho bien Issa López para ser alabada tanto por Stephen King como por Guillermo del Toro y estar dirigiendo ‘True Detective’. Algo habrá hecho bien Lila Avilés para haber estado en la conversación del Oscar este año con ‘Totem’, de lo cual no entiendo por qué no te enteraste. Algo habrá hecho bien Ruizpalacios para ser reconocido en Berlín y en España hace apenas unos días.
En el minuto 46:05, ante el cuestionamiento de Gaby Meza sobre la última película mexicana que te haya gustado, no sólo mencionaste que el cine mexicano tuvo un segundo renacer en los años ’90, obviando toda la ola de películas que nos llegaron en los ‘70 con cineastas como Ripstein, Cazals y Hermosillo, sino que nombras títulos como ‘Sexo, pudor y lágrimas’, ‘Todo el poder’ y ‘El crimen del padre Amaro’, películas de hace 20 o 25 años. Oye, López Gavito, ¿has visto ‘Sexo, pudor y lágrimas’ recientemente? Por favor, dime si crees que envejeció bien y pueda ser considerada algo más que un monumento a la nostalgia. Hoy día es una película a la cual su canción le queda muy grande (parte de esas palmas por supuesto que te las llevas tú, eso es innegable). ¿Y ‘El crimen del padre Amaro’? ¿Te diste cuenta de que apenas en noviembre pasado, Carlos Carrera volvió a estar en cartelera con un thriller de nombre ‘Confesiones’, y de que en el 2017 nos ofreció una película animada que trataba la muerte y el duelo en los niños, titulada ‘Ana y Bruno’? Al parecer no, no te diste cuenta, porque en el minuto 46:48 viene la mayor barbaridad de toda tu entrevista, cuando dices:
‘‘Me hice una promesa personal de no ver contenido de cine mexicano”, para luego rematar en el minuto 46:55 con: “Habrá algunas piezas […] no las conozco, no me inquietan, no las voy a ver’’.
¿Entonces?
¿Cómo te atreves, López Gavito, a criticar una expresión artística (o «contenido», como lo llamas tú) cuando tienes más de 20 años que no lo consumes? ¿En dónde está esa responsabilidad comunicativa que tú, después de tantos años de trayectoria haciéndote llamar “el juez de hierro”, tendrías que conocer, manejar y respetar con los ojos cerrados?
Esta réplica también es un grito decepcionado a la reacción de Gaby Meza, repito, cineasta de formación, cuya carrera ha virado hacia la crítica y el periodismo cinematográfico, y cuyo espacio se nutre, en su apabullante mayoría, de talento mexicano del cine contemporáneo. Gaby, yo entiendo que los tiempos son crueles y que hay una intención de respeto hacia tu invitado, pero dada tu formación y lo expresado por López Gavito con un tono sutilmente condescendiente al decirte que ‘‘TÚ SABES que el cine mexicano no puede competir’’ justo después de recalcar que tú eres experta en eso en el minuto 47:33, que te hayas limitado a responder: ‘‘Mmm, okey’’, es tristísimo.
Las reacciones sobre esta entrevista no se hicieron esperar. Lo peor es que la mayoría de los comentarios eran un eco de las palabras de López Gavito, repitiendo una y otra vez los tres mismos nombres que ya conocemos: Derbez, Chaparro e Higareda.
No, López Gavito. ¡No, señor! El cine mexicano no es solamente esos tres personajes. Dejemos de perpetuar ese discurso, cerrándole nosotros mismos como comunicadores las puertas a películas como ‘Sueño en otro idioma’, ‘Los insólitos peces gato’, ‘Vuelven’, ‘Sin señas particulares’, ‘Tótem’, ‘Los adioses’, ‘El Jeremías’, ‘Una película de policías’, ‘Ana y Bruno’, ‘Las horas contigo’, ‘La delgada línea amarilla’, ‘La libertad del diablo’, ‘Nudo mixteco’, ‘Esto no es Berlín’ o ‘El norte sobre el vacío’. ¿Por qué cerrarle las puertas a películas como ‘No quiero ser polvo’ de Iván Löwemberg, quien hizo una campaña de publicidad magistral en redes sociales para posicionar a su película? ¿O a Ulises Pérez Mancilla con su película ‘Los días francos’? ¿O a ‘El deseo de Ana’ de Emilio Santoyo? ¿O a Alexandra de la Mora con su ‘Dante y Soledad’? Te prometo, López Gavito, que ninguna de las películas que acabo de enlistar tiene que ver con el chiste barato. En el cine tuvimos ‘Un actor malo’ hace apenas un mes; también a cines llegaron ‘Las niñas bien’, ‘La camarista’, ‘El baile de los 41’ y ‘Las oscuras primaveras’. Si es que entonces vas al cine y ves los trailers, como mencionas en la entrevista, tienes una visión muy selectiva si todo lo que ves son las comedias facilonas de chiste barato que comentas.
¿Que el cine mexicano no tiene los elementos artísticos ni creativos para poder competir, añadiendo que “esa es la realidad”? La realidad, López Gavito, es que Galo Olivares es un talento michoacano que acaba de fotografiar la última película de ‘Alien’. La realidad es que no se puede demeritar el trabajo de fotógrafas como Dariela Ludlow (uno de los mejores ojos que ha parido el cine nacional), Carolina Costa (próxima a incursionar en la dirección) y Claudia Becerril; de fotógrafos como Tonatiuh Martínez o Diego Tenorio, oscilando entre la comedia y el drama en menos de un año. La realidad es que no se puede obviar el trabajo magistral que hace Tomás Barreiro musicalizando cada película en la que participa, como lo hace al delinear la debacle mental de la ‘Señora influencer’ (sí, esa ‘Señora Influencer’). La realidad es que tú, evidentemente, desconoces el trabajo detrás del diseño sonoro en películas como ‘Huesera’ o ‘Desaparecer por completo’, que puntualizan el tono de ambas películas. La realidad es que no estás al tanto del trabajo en diseño de arte y vestuario en películas como ‘Las niñas bien’ o ‘El baile de los 41’. O del trabajo casi quirúrgico que se hizo con el montaje de ‘Malvada’ (sí, ‘Malvada’). Es más, hasta podría mencionar el trabajo de Dan Petris en el diseño gráfico y posters de películas y series. Estos son solamente algunos de muchísimos nombres.
Seguir con esta conversación, cuestionando, debatiendo y refutando puntos de vista (y también concordando con otros) podría llevar muchos párrafos más, por lo que, para concluir, solo agrego que está bien que no se quiera ver cine mexicano. Es lamentable, pero respetable. El cine mexicano está lejos de ser perfecto, como muchas otras industrias alrededor del mundo. Tiene muchísimos problemas, como la distribución siendo un cáncer agresivo, con más razón si lo seguimos alimentando con prejuicios. Está bien que se le cuestione y se le señale cuando es pertinente y se lo merezca, pero no se puede hablar desde el desconocimiento. Para emitir una opinión, y con más razón un juicio, es imperativo tener los pelos de la burra en la mano y eso no es posible, señor Arturo López Gavito, cuando la última película mexicana que dices haber visto es de hace 25 años. Cuando se tiene el poder de un micrófono, de un medio o de una silla (como dices tú) hay que manejarse con responsabilidad y congruencia.
Para tener acercamientos al cine mexicano de diversas épocas, incluida la actual, están personas especializadas que sí ven cine mexicano, como Elías Leonardo en su podcast Cinéfilos en Apuros, así como ‘‘Niño del Paste’’, Gabriela Román y Víctor Guerrero en X, entre muchos otros críticos y estudiosos a lo largo y ancho del país.
Me disculpo de antemano por la redundancia, pero para finalizar me parece importante recalcar que, para hablar sobre cine mexicano, hay que conocer el cine mexicano, y para conocer el cine mexicano, hay que ver cine mexicano.
Morelia, Michoacán, junio de 2024
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