Los refranes son esas expresiones populares que nos han acompañado desde que tenemos uso de razón y en la nueva entrega de Mariana Enríquez no podría aplicarse mejor, a lo largo de su carrera en la literatura Mariana nos ha deleitado con su magistral forma de escribir sobre terror, pero no del ese terror que te hace brincar de tu sillón o dejar prendida la luz de noche, sino del terror que te hace incluso reflexionar sobre quién es un verdadero monstruo.
A lo largo de 228 páginas, Mariana se encarga de escribir doce relatos cortos que, bajo el sello de Anagrama Editorial, nos llevan por distintas emociones y algunos escenarios bien conocidos: como la historia de Elisa, una chica que fue encontrada flotando en uno de los tanques del emblemático Hotel Cecil en Los Ángeles, California. Aquí la interrogante no es quién fue el culpable, sino con qué siniestro objetivo la asesinaron, cómo es qué se pudieron haber dado cuenta hasta que el agua putrefacta y fétida había invadido las tuberías.
Pensar en un crimen no es solo en la condena de algún agraviado y del perpetrador que cómo por azares del destino se unen y son necesarios para ejecutar estos actos, también es pensar en todas esas veces que nos hemos hecho sordos antes los gritos de auxilio, las veces que en nuestros coches hemos preferido subir las ventanas y mirar hacia otro lado o incluso en la fortaleza de nuestras casas, decidimos poner el pasador a la puerta antes de salir y ayudar o por lo menos llamar a la policía ¿Qué habría sido de Matías si Emma, la doctora que podía hablar con los fantasmas, hubiera abierto la puerta antes qué lo asesinaran? La verdadera pregunta es ¿Cuántos de nosotros por lo menos hubiéramos ayudado?

¿Alguna vez has sospechado de un anciano con nombre bíblico? Me refiero a Noé uno de los protagonistas del cuento “Diferentes colores hechos de lágrimas” que además de cargar con un nombre que parecería condenarlo a siempre salvar a 2 de cada especie, es viudo, dueño de una constructora y que pareciera el único objetivo es deshacerse del exclusivo guardarropa de su difunta esposa. Por qué alguien podría desconfiar de un personaje de este tipo, al contrario, la lectura y los prejuicios nos llevan a pensar mal de las 3 vendedoras de Isis, un bazar de ropa vintage, que están intentando aprovecharse de la buena fe y el dolor de Noé, al comprarle algunas piezas por una ínfima cantidad, sin embargo el vuelco no se ve venir cuando como por arte de magia, obscura por supuesto, después de adquirir algunos vestidos y joyas, cada una de las 3 dependientas de la tienda van sufriendo algunas yagas y heridas que de manera inexplicable aparecen y desaparecen ¿Qué de todo las ocasiona? O nos podemos preguntar ¿Por qué motivo a ellas?
A lo largo de los 12 textos Mariana Enríquez siempre es clara con algo: los vivos son, en realidad somos, más monstruosos que los muertos aunque siempre busquemos la manera de justificar nuestras acciones. No hay página o relato imperdible en éste libro y sí la garantía de que la faceta de cuentista de Mariana es sin duda una de las mejores, aunque siempre está la siguiente advertencia: el miedo se siente más cuándo descubres hasta donde te puede llevar.
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«…van sufriendo algunas yagas y…» llagas*
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