‘Ted Lasso’ (2020–2023) Believe, más allá de ganar o perder.

Era verano de 2023 cuando mi corazón roto y mi proceso de sanación se ahogaron en cuanta multimedia llegaba a mis manos. Sin embargo, hubo una serie en particular que desde el primer minuto tuvo algo diferente, digno de apreciar en detalle, y que se me quedaría tatuado con cada uno de los capítulos que vi en un solo día. De repente, ya había acabado una temporada, como si de un parpadeo se tratara. Ahí lo supe: esta serie tenía algo especial, y tenía que descubrirlo.

Una de las razones por las que me aventuré a ver una serie de fútbol, siendo que no soy una persona tan cercana a los deportes en general, fue el pequeño subtítulo de comedy que acompañaba al título en el menú de Apple TV+. De inmediato pensé en mi última experiencia similar:  Club de Cuervos (2015 – 2019), la historia de los hermanos Iglesias y cómo el fallecimiento de su padre los pone en una disputa por el control del equipo de Nuevo Toledo. La serie abordaba muchos temas a lo largo de sus cuatro temporadas: rivalidad familiar, poder, herencia, ambición, identidad y lealtad, todo mientras narraba las subidas y bajadas de un equipo de primera división de fútbol mexicano. Pero curiosamente, no era una serie sobre fútbol. Sí, definitivamente era el vehículo que permitía a los personajes desempeñar sus roles y contar una gran historia; el fútbol era la excusa, no la historia. Y eso le pasa a Ted Lasso, aunque lo descubriría al ver la serie.

Al comenzar la historia, se nos presentan tres verdades fundamentales que sirven como pilares sobre los que se construye la temporada y avanza la trama: 1) La nueva dueña del AFC Richmond, Rebecca Welton, consiguió el equipo después de su divorcio y quiere cambiar las cosas. 2) Un entrenador de liga universitaria de fútbol americano ganó la liga amateur en su primer intento. Y, por último, 3) Ese entrenador se llama Ted Lasso y ha sido amado en cada equipo al que llega. Sobre estas tres revelaciones del primer episodio, la serie coproducida por Warner Bros. y Apple comienza su ciclo de intentar engancharnos. Ted no tiene idea de muchas de las reglas, temáticas, expresiones y formas que el soccer tiene en comparación con su deporte “natal”. Aun así, desde la escena en el avión y su interacción con el Coach Beard (el mejor personaje de la serie, por mucho), intuimos que es un hombre relajado, optimista y con mucho entusiasmo por llegar a un nuevo país, deporte, equipo y afición (la cual no lo recibe precisamente con los brazos abiertos). Al llegar a su nuevo trabajo, Ted es lanzado a una jauría de reporteros deportivos que lo cuestionan por sus evidentes “deficiencias” como nuevo entrenador de los Galgos de Richmond, e incluso se le pregunta abiertamente: “¿Es una maldita broma?”. A lo que la propia dueña sale en su defensa: “A partir de ahora hay una nueva forma de llevar las cosas aquí, y esa es La Manera de Lasso”. Genial, ¿no? Entonces, ¿es una serie sobre cómo las ideas preconcebidas de la gente son malas y cómo se puede llevar un equipo de fútbol de manera distinta a la tradicional? Pues no, nada que ver. Una escena después, se nos revela la cereza de este pastel: Rebecca no solo no cree en Ted, sino que su único motivo para contratarlo fue que fracasara y poder llevar a la ruina al equipo, todo para convertirlo en parte de su elaborada vendetta contra su exmarido. “Este equipo era lo único que él amaba”. Y, como diría Bojack Horseman: “Whaaaaaaaaaat?”

Durante la temporada siguiente, Theodore «Ted» Lasso, el personaje encarnado por un carismático Jason Sudeikis, se va ganando con su inigualable personalidad a cada una de las personas que conforman el club, desde el utilero Nathan Shelley hasta su abnegada jefa directa. Es evidente que, a la llegada de Ted al club, incluso el equipo no sabe cómo reaccionar. Roy Kent, un jugador veterano que alguna vez fue considerado uno de los mejores de toda la Premier League, lo llama “Ronald Fucking McDonald” al darse cuenta de que ahora será entrenado por un estadounidense sin experiencia en el deporte. Jamie Tartt, el jugador estrella y diva del equipo, peca de sarcástico al no entender las formas en las que Ted quiere que se una a sus compañeros. No podemos olvidar a “Trent Crimm, The Independent”, el reportero insignia de la serie, quien se muestra abiertamente escéptico desde la presentación del Coach al equipo. Keeley Jones, una reconocida modelo británica que es pareja de Jamie, en sus primeros diálogos con Ted le dice: “No abras Twitter […] si te gana la curiosidad, evita #Richmond, #Wanker”. Ella es, primordialmente, quien le ayuda a pegar el icónico letrero de «BELIEVE» que Ted coloca en el vestidor del equipo. En eso se fundamenta la forma de trabajar como entrenador que mantiene durante toda la serie. Es con esa misma mentalidad y positivismo que Ted va conociendo una ciudad que lo insulta por no llevar al equipo a la victoria. Con la misma actitud radiante y entusiasta, el Coach comienza a tener una especie de toque de Midas. Justamente, el intro de la serie podría ser una bonita alegoría de ese “Efecto Lasso” que el personaje contagia a quienes lo rodean: al llegar Ted al estadio, algunas de las butacas de color azul se van cambiando a un tono rojo para escribir su nombre en las gradas. Al mismo tiempo, muchas de las butacas garabateadas se limpian de insultos y rayones, mientras el animado tema principal de la serie acompaña la breve entrada de los capítulos. Al menos así lo veo yo. Pues si recordamos las palabras de Klaus en la película homónima de Netflix: “Un acto sincero de bondad siempre provoca otro.”

El programa, a este punto del análisis, podemos decir que efectivamente es de comedia y aborda su historia a través del fútbol como medio para desarrollar todos los arquetipos que utiliza. Es una serie de streaming que ha sido parcialmente conocida por el público general, pero a la vez fue una de las más vistas del año pasado, con más de 16 mil millones de minutos reproducidos. No es para menos, sin pecar de fanboy de la serie, lo cual no me avergüenza admitir que ya me considero, pero este no es el caso. La historia abarca un grupo de personas con personalidades, nacionalidades, edades, estratos y formas de pensar variadas (tal como sucede en cualquier ambiente de trabajo de la vida real). Mientras nos cuenta cómo Ted va cambiando directa e indirectamente el camino que el club sigue bajo su liderazgo, también es una serie que se vuelve muy íntima. Puede que incluso llegue a pecar de cursi para un sector del público, pero no se detiene a hablar de muchos temas mientras utiliza el deporte como excusa: los traumas, la amistad, las rupturas, los noviazgos, el duelo, la hermandad, la envidia, el enamoramiento, la venganza, la búsqueda de la identidad. Todo mientras los nombres de los personajes, sus inalienables metas y testarudas formas de actuar nos permiten diferenciarlos fácilmente, empatizar con cada una de las subtramas que van surgiendo y entender que, en la densidad de un equipo, vemos más que números y apellidos; vemos un mismo espíritu. La hermandad, supersticiones y teatralidad que los compañeros de cancha comparten no dejan de ser un alivio cómico que quisiéramos ver siempre en todos los equipos de la realidad… Hasta yo sé que lo que acabo de escribir es demasiado empalagoso “para alguien que no le gusta tanto el fútbol”. Y mira que si a un espectador poco “entrenado” en las referencias del fútbol real le encantó el torrente de menciones y chistes sobre el deporte, no me imagino lo que significará para uno que verdaderamente le gusta todo lo relacionado. Y es que esa es una de las cosas maravillosas de la serie: no es como si te exigieran tener un doctorado en historia del deporte, de la liga o incluso en la forma en que se viven los partidos para que entiendas la importancia de cada situación que los personajes viven. Es decir, no hay que ser fifas para poder disfrutar el fifas-service que se sirve en varios tiempos. Recuerden que dentro de la propia serie tenemos a Ted, que entiende lo básico del deporte y se nos explica, así mismo, tenemos gente con conocimiento avanzado de todo lo referente y que disfruta ponernos en la pantalla esos “postres de guion” para degustar.

Pero no es el único postre. Se nota a la distancia que a los guionistas les fascina ponernos a prueba con la absurda (y preciosa) cantidad de referencias a películas, series, personajes de la vida real, cultura pop en general y acontecimientos relevantes tanto de Estados Unidos como de Reino Unido en lo referente al deporte. Todo esto podría parecer un mero capricho de escritores para poder presumir un bagaje cultural amplio (y si lo fuera, no importa mucho). Es una divertida forma que tienen para catalizar la personalidad de los personajes, el cómo se identifican con X o Y película clásica, el cómo lloraron o se rieron con una serie, una canción, una banda. No es una situación que nos saque de la ficción que estamos viendo; al contrario, parece que nos jala lentamente a la realidad, como si todo el equipo, personas y diálogos que vivimos capítulo a capítulo verdaderamente estuvieran ahí, tan reales para nosotros como sus referencias lo son para ellos. Es en ese baile entre la realidad y la ficción que Ted Lasso se parece más a Club de Cuervos de lo que en una comparación rápida podría notarse. Si no me creen, intentemos simplificar ambas series en lo que comparten: una serie de comedia producida por un gigante del streaming utiliza el fútbol dentro de un país en el cual es muy popular como vehículo para contarnos la historia de los personajes, mientras empatizamos con los mensajes y enseñanzas que dejan capítulo a capítulo. A la par, se utilizan referencias, lugares y personas de la vida real para acercar el club ficticio a la liga a la que se supone que pertenecen, mientras lidian con los problemas que el deporte, la farándula y la cultura de un país entero pueden provocar. En papel son lo mismo; en la realidad son diametralmente diferentes, pero comparten el mundo que engloban, y es parte del encanto que sus personajes tienen. Los fans de ambos programas me entenderán, espero.

No quiero terminar esta sección sin mencionar que hace un par de semanas fue confirmada una cuarta temporada, lo cual dividió al fandom entre los que creen que arruinarán un final perfecto y los que estamos tan cegados en el safe place que tenemos que no pudimos contener la emoción. Espero con ansias lo siguiente que pueda llegar de todos estos personajes y de todo lo que cuentan en cada capítulo. Mientras tanto, hay que seguir llenándonos de historias que nos muevan las fibras del pecho y lo más importante de todo:  BELIEVE.

Si has llegado hasta aquí y no has visto la serie, te invito a vivirla de primera mano para no arruinarte nada de esa experiencia. Espero que regreses a estas letras igual de enamorado que yo por la historia y los personajes. Ahora sí, es el momento de los SPOILERS para poder desentramar cada parte de la que quería hablar, lo que Ted Lasso, una serie cómica, “esconde” en su historia.


La Nobleza Como Catarsis De Una ̶M̶a̶s̶c̶u̶l̶i̶n̶i̶d̶a̶d̶ Humanidad No Tóxica.

Aunque Ted Lasso puede ser interpretado como ingenuo o excesivamente optimista, su rasgo más distintivo es su nobleza innata. Esta nobleza no es simplemente una cualidad superflua, sino una parte integral de su ser que, de manera constante, desafía las expectativas de cómo reaccionarían la mayoría de las personas ante situaciones difíciles o traiciones.

Un ejemplo clave es cuando Rebecca le confiesa que su plan original era sabotear al equipo al contratarlo. La mayoría de las personas, ante una revelación así, probablemente experimentarían una mezcla de traición, enojo e incluso venganza. Sería lógico que Ted, habiendo dado todo de sí para mejorar el equipo, respondiera con resentimiento o buscara distanciarse. Sin embargo, su respuesta es una cachetada de pureza desde su simplicidad y profundidad: «Te perdono». En vez de guardar rencor o reprocharle a Rebecca, elige perdonarla de inmediato, mostrando una capacidad de compasión que supera las reacciones emocionales comunes. «Separarse es complicado»

Otra situación que pone en evidencia su nobleza es su relación con Jamie Tartt, especialmente cuando este regresa al Manchester City. Jamie, quien en muchas ocasiones fue irrespetuoso y egoísta bajo el mando de Ted, representa el tipo de persona que muchos evitarían o incluso confrontarían duramente en la vida real. Un entrenador convencional podría haber sentido satisfacción viendo a Jamie fallar, o bien haber buscado alguna manera de devolverle sus desplantes. Ted, en cambio, no tiene ninguna intención de vengarse. Incluso le desea lo mejor, preocupándose más por el bienestar de Jamie como persona que por su propio orgullo herido. En este sentido, Ted actúa como una figura paterna que siempre busca el bien de sus «hijos» sin importar lo que le hagan a él.

Un ejemplo adicional de su comportamiento noble se ve en su reacción ante la afición del equipo. Durante una buena parte de la serie, los hinchas de AFC Richmond se muestran hostiles hacia él, con abucheos y desprecio constantes. Cualquier entrenador, e incluso cualquier persona en una posición pública, podría llegar a sentir el peso de esa crítica y reaccionar con amargura o defensiva. Sin embargo, Ted nunca pierde su sonrisa ni su deseo genuino de conectar con ellos. En lugar de permitir que las críticas lo afecten, sigue siendo positivo, demostrando que su valor no depende de la aprobación externa. No es que sea indiferente a los insultos, sino que elige no dejarse definir por ellos.

Otro ejemplo crucial ocurre cuando Nate, quien comenzó siendo su asistente tímido y finalmente se convierte en su antagonista, lo traiciona de manera evidente al final de la segunda temporada. Nate, ansioso por reconocimiento, critica duramente a Ted y lo deja por otro equipo. La mayoría de las personas reaccionarían con indignación, especialmente después de haberle dado tantas oportunidades a alguien que, al final, les falla. La traición de Nate es dolorosa, no solo porque lo abandona, sino porque lo hace de una manera pública y humillante. Sin embargo, Ted no guarda rencor ni busca desacreditar a Nate. Al contrario, aún se preocupa por él, mostrando una comprensión que pocos tendrían en una situación similar. Es un acto de verdadera nobleza que refleja su capacidad para ver más allá de las acciones hirientes y entender las inseguridades y miedos que pueden motivar tales comportamientos.

Además de su nobleza intrínseca, los soldaditos de plástico que su hijo le da a Ted funcionan como un símbolo poderoso a lo largo de la serie. Estos pequeños juguetes, aparentemente insignificantes, se convierten en símbolos de protección y cuidado. Ted los va repartiendo a diferentes personajes a lo largo de la serie, como una forma de decirles que él está ahí para ellos, brindándoles un tipo de amparo emocional. Los soldaditos representan la batalla diaria que cada uno enfrenta, no solo en el campo de fútbol, sino en sus vidas personales, y Ted los ofrece como una muestra de apoyo y solidaridad, reforzando su rol como protector y guía. Este acto es un reflejo claro de su deseo de cuidar a los demás, incluso en momentos donde él podría necesitar protección emocional. El hecho de que estos soldados provengan de su hijo también subraya la conexión de Ted con su propia vulnerabilidad y humanidad, una faceta que intenta compartir con los demás.

Comparado con una reacción típica, donde el orgullo herido suele llevar a la venganza o al distanciamiento, Ted demuestra que la verdadera fuerza radica en la capacidad de perdonar, de empatizar, y de mantenerse fiel a sus principios, sin importar las circunstancias. Mientras que muchos podrían interpretar estos actos como debilidad o ingenuidad, Ted redefine lo que significa ser un líder: su nobleza no se basa en lo que él recibe de los demás, sino en lo que es capaz de dar, incluso cuando otros no lo merecen.


Los Vínculos

1. Keeley y Rebecca

La relación entre Keeley y Rebecca se desarrolla como un viaje de crecimiento mutuo y empoderamiento. Al inicio, Keeley es presentada como una figura superficial, famosa por su trabajo como modelo y novia de un jugador de fútbol. Sin embargo, a lo largo de la serie, su carácter se profundiza, mostrando su deseo de ser vista como algo más que una simple cara bonita.

Por otro lado, Rebecca, quien inicialmente busca destruir el equipo como parte de un plan de venganza contra su exmarido, se encuentra en un estado de vulnerabilidad y transformación. Al cruzarse con Keeley, comienza a ver en ella una chispa de autenticidad y fortaleza que le falta en su vida. La amistad entre ambas evoluciona de una manera profundamente simbiótica. Keeley se convierte en la fuente de inspiración que motiva a Rebecca a abrazar su propia identidad y a hacer las paces con su pasado. A su vez, Rebecca se convierte en una mentora para Keeley, ayudándola a navegar su carrera profesional en un entorno dominado por hombres y a encontrar su voz auténtica.

A través de sus interacciones, la serie aborda temas de feminismo, empoderamiento y la importancia de la solidaridad entre mujeres. La conexión entre Keeley y Rebecca es un testimonio de cómo las relaciones pueden florecer en medio de la adversidad, y cómo el apoyo mutuo puede ser transformador.

2. Coach Beard y Ted

La relación entre Beard y Ted es una de las más entrañables y complejas de la serie. Beard, como asistente de Ted, no solo es su compañero de trabajo, sino también su amigo más cercano y confidente. Su dinámica se basa en una comprensión mutua y un sentido de lealtad que va más allá de lo profesional. Beard es el complemento perfecto para la personalidad optimista de Ted. Mientras Ted es extrovertido y busca constantemente ver lo mejor en las personas, Beard aporta una perspectiva más pragmática y a menudo sarcástica. Esta dualidad en su relación permite que ambos personajes crezcan. Ted, a través de Beard, aprende la importancia de la honestidad y la realidad en la toma de decisiones, mientras que Beard, a su vez, se beneficia del optimismo inquebrantable de Ted, recordando la importancia de mantener la esperanza incluso en momentos difíciles.

Además, Beard actúa como un ancla para Ted cuando este enfrenta los desafíos de ser un líder. La amistad entre ellos es un recordatorio de que, incluso en los momentos de mayor presión, contar con alguien que te apoye puede ser invaluable. Su relación muestra que la verdadera amistad se basa en la aceptación, el respeto y la disposición a desafiarse mutuamente, lo que añade profundidad a la narrativa de la serie.

3. Jamie Tartt y Roy Kent

La relación entre Jamie y Roy es una de las más ricas en términos de desarrollo de personajes. Jamie Tartt, el joven y egocéntrico jugador de fútbol, comienza como el «chico malo» que a menudo se ve impulsado por su propia ambición y deseo de fama. Por otro lado, Roy Kent, un veterano del equipo, encarna una ética de trabajo feroz y un enfoque más maduro hacia el deporte y la vida.

Al principio, la interacción entre ellos es tensa y competitiva. Jamie ve a Roy como una amenaza y, a menudo, desafía su autoridad. Sin embargo, a medida que avanza la serie, la dinámica comienza a cambiar. Roy se convierte en un modelo a seguir para Jamie, enseñándole no solo sobre fútbol, sino también sobre responsabilidad, trabajo en equipo y la importancia de ser un buen compañero. El desarrollo de su relación también aborda temas de masculinidad y vulnerabilidad. Roy, a pesar de su imagen dura, muestra su lado sensible al reconocer las inseguridades de Jamie y ofrecerle consejos sinceros. Jamie, por su parte, comienza a entender que no necesita ser un “chico malo” para ser un buen jugador o una buena persona. Esta transformación culmina en un respeto mutuo que no solo mejora su rendimiento en el campo, sino que también les ayuda a crecer como individuos.

4. Trent Crimm y Colin Hughes

La relación entre Colin (por su valentía al salir del armario) y Trent, un periodista que decide dejar de lado sus prejuicios, es una de las tramas más significativas de la serie. Este desarrollo no solo subraya la importancia de la aceptación en una sociedad que a menudo juzga, sino que también resalta el poder de las conexiones humanas. Trent, al optar por apoyar a Colin, representa a aquellos que eligen ser aliados en lugar de perpetuar la discriminación. Este acto de solidaridad enfatiza cómo la comprensión y el respeto pueden superar la adversidad, creando un espacio donde todos pueden ser auténticos y sentirse seguros. La evolución de su relación es un testimonio de que, al enfrentar prejuicios y adversidades, se pueden forjar lazos más fuertes y significativos.

5. Nathan Shelley y la paternidad

La transformación de Nathan es uno de los arcos narrativos más intrigantes de la serie. Desde sus humildes comienzos como asistente de vestuario, Nathan lucha con su autoimagen y su necesidad de validación. A menudo visto como el “chico invisible” en el club, su inseguridad se manifiesta en su deseo de ser reconocido y respetado, lo que lo lleva a buscar afirmación a través de acciones cuestionables.

Sin embargo, su viaje hacia la autoconfianza comienza a tomar forma cuando Ted Lasso le brinda la oportunidad de ser más que solo un asistente. Ted ve en Nathan un potencial que él mismo no puede reconocer, lo que actúa como un catalizador para su crecimiento. Este apoyo incondicional de Ted contrasta con el trato que Nathan recibe de otros, permitiéndole florecer en un entorno donde se siente valorado.

A medida que avanza la trama, Nathan experimenta un cambio significativo. La narrativa explora cómo el poder puede corromper incluso a los personajes más bienintencionados. Una vez que Nathan asume el rol de entrenador, se ve envuelto en una búsqueda de control y reconocimiento, lo que lo lleva a alejarse de sus principios iniciales. Este cambio es crucial, ya que pone de relieve el conflicto interno que enfrenta: la lucha entre ser fiel a uno mismo y sucumbir a la presión del poder.

El momento culminante de su desarrollo se produce cuando Nathan confronta a Ted y los demás, revelando la profunda herida que su inseguridad le ha causado. Este enfrentamiento es crucial, ya que no solo muestra el dolor que Nathan ha acumulado a lo largo de los años, sino que también enfatiza la importancia de la comunicación abierta y la vulnerabilidad en las relaciones humanas. En última instancia, Nathan se ve obligado a reevaluar sus prioridades y reconocer que la verdadera grandeza no proviene del poder o del respeto superficial, sino de la autenticidad y la conexión genuina con los demás.

A través de su viaje, Nathan se convierte en un reflejo de las luchas que muchos enfrentan en su búsqueda de aceptación y reconocimiento. Su evolución es un recordatorio poderoso de que, a pesar de las tentaciones del éxito y la influencia, la verdadera satisfacción proviene de abrazar nuestra identidad y los valores que realmente importan.


Ted Lasso es mucho más que una simple serie de comedia sobre fútbol. A través de personajes entrañables y tramas emocionales, la serie nos invita a reflexionar sobre temas profundos como la nobleza, la empatía y la capacidad de perdón en un mundo donde las reacciones más comunes son la venganza o el resentimiento. Ted, con su innato optimismo y generosidad, nos enseña que las relaciones humanas se construyen sobre la comprensión y el apoyo mutuo, desafiando las expectativas y rompiendo con estereotipos de masculinidad tóxica. Esta mezcla de humor, referencias culturales y profundidad emocional convierte a Ted Lasso en una serie única, que logra conectar con audiencias de diversas formas, ya sea por el amor al fútbol o por las lecciones de vida que deja cada capítulo. La historia de Ted, sus compañeros y sus adversarios nos recuerda que, al final del día, todos somos capaces de crecer y cambiar, siempre que creamos en el poder transformador de la bondad y la nobleza.


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