Este fin de semana se estrena en cines la cinta mexicana Buen Salvaje, dirigida por Santiago Mohar Volkow y con las actuaciones de Naian González Norvind, Dario Yazbek Bernal y Manuel García-Rulfo, el filme refleja las enormes diferencias que hay entre dos naciones vecinas: Mexico y EUA.
Kinema Books tuvo la oportunidad de conversar con ellos y nos comentaron lo que este filme significa en estos tiempos de tanta polarización.
I
Durante la conversación sostenida con el talentoso cast de Buen Salvaje, una premisa fue presentada y constatada: “Los mexicanos conocemos a los estadounidenses mejor de lo que ellos nos conocen.” Y al parecer, dados los recientes hechos, esa premisa es muy real.
Este 2025 ha sido un año de enormes fricciones entre México y Estados Unidos. Desde el regreso de Donald Trump a la presidencia estadounidense, el tema migratorio ha estado en el ojo del huracán.
El presidente reelecto endureció las leyes migratorias y a lo largo del país miles de deportaciones exprés tomaron lugar. Estas deportaciones carecían del debido proceso y se volvieron una pesadilla para miles de mexicanos que viven en territorio estadounidense.
Esto desató que a principios del mes de Junio estallarán protestas en contra de las inhumanas deportaciones perpetradas por ICE (acrónimo en inglés para el Servicio de inmigración y control de aduanas de EUA).
Las protestas se concentraron en Los Ángeles pero pronto tomaron lugar en otras ciudades del suelo estadounidense.
Las severas políticas del gobierno de Trump son un tema que aun polariza a ambas naciones.

Sin embargo, ese no ha sido el único evento que ha puesto en contra a ambas sociedades ya que el pasado 4 de Julio (fecha epitome para los estadounidenses) en la CDMX se llevó a cabo una protesta contra la gentrificación de ciertas zonas de la ciudad.
Las protestas alcanzaron puntos muy cuestionables como la destrucción de negocios de origen estadounidense o incluso exigencias que rayaban en la xenofobia como el prohibir el ingreso de extranjeros o la expulsión de ciudadanos estadounidenses del territorio nacional.
Aunque la polarización entre naciones vecinas no es nueva, este año ha sido constante y ha provocado situaciones violentas.
Y son, precisamente, estas diferencias las que Buen Salvaje toma como base para lograr consolidar una sátira llena de ironía y absurdos.
La película dirigida por Santiago Mohar Volkow nos presenta la travesía de Jessie y Maggie, dos neoyorkinos deseosos de inspiración. Ellos han elegido como su musa a la república mexicana, en concreto, a un pequeño pueblo escondido en lo profundo del norte de México. Listos para enamorarse del país y sus colores, estos dos artistas en apuros, se encuentran con un panorama muy diferente a su romantizada visión.
La actriz nominada al Ariel, Naian González Norvind, interpreta a Maggie, una escritora con un enorme bloqueo creativo que se encuentra en una batalla contra la página en blanco y Andrew Leland Rogers es Jessie, un ingenuo cineasta que hará todo por filmar su obra maestra.
Manuel García-Rulfo es el encargado de encarnar a Melitón, un nativo del pueblo que buscará aprovecharse de la pareja estadounidense y Dario Yazbek Bernal da vida a Don Chelo, un hombre muy peligroso que fácilmente puede ser catalogado como un capo muy excéntrico.
La historia toma tintes absurdos y satíricos desde en el momento en el cual Melitón aborda a la pareja.
Poco a poco, los estereotipos y el humor ácido van perfilando lo que sé convierte en un sueño febril a la mexicana.
II
Es refrescante encontrar en nuestra cartelera una propuesta como Buen Salvaje porque la cinta refleja un proceso honesto y valiente, y porque no decirlo, desfachatado.
Y esto en gran medida se debe al particular proceso bajo el cual la película fue gestada.
Esto nos comparte Naian Gónzalez Norvind sobre el desarrollo del rodaje:
“Definitivamente improvisamos mucho. Había una base hecha y derecha sobre la cual trabajábamos. Existía un guion. Aunque a veces pueda no parecerlo. Pero creo que Mohar nos dio la confianza a cada uno para ver hacia donde llegaba el personaje y también de decidir divertirnos”.
También al respecto Darío Yazbek Bernal comenta:
“Había mucha libertad para inventar sin que fuese necesaria una construcción psicológica, lo cual sería una forma más tradicional de entrar en ello. Utilizamos imágenes, arquetipos, incluso, en mi caso use el vestuario para poder desarrollar un personaje más grande de lo que se acostumbra en el lenguaje del cine. Son personajes grotescos.”
Con un cast y crew reducido, Mohar y compañía lograron crear esta historia en un ambiente muy unido, tal y como lo comenta Naian González Norvind:
“Fue un proceso muy libre e improvisado. Junto a Mohar y todo el cast y crew eramos un grupo de 12 personas filmando durante tres semanas, viviendo en la misma casa, en el rancho. Se sintió como filmar en familia. Entonces, se construyó muy orgánicamente, muy espontáneamente.”
La atmosfera fue tal que Yazbek Bernal externa como fue la experiencia:
“Al final del día eso era, el atreverse. No había nada que perder. Había un sentimiento general. Éramos puros amigos. Personas que queríamos hacer la película. No teníamos expectativas.”

Y es que es muy común escuchar o leer que el artista tiene sufrir, que el creador tiene que estar sometido a la presión y la incomodidad para entregar su pieza más fina pero eso no fue lo que sucedió durante el rodaje de Buen Salvaje, según las palabras de Darío:
“Esto es un testamento de que hay que trabajar con amigos, y diría yo que el gozo es el motor más fuerte en este proceso creativo. Es allí donde puedes tomar muchas cosas y seguir construyendo. Porque eso es el trabajo en equipo, en donde la amistad ayuda mucho. Sé que alguien como Manuel, como Naian me van a salvar o incluso hacer lo mismo, y replicarlo, y así construir algo juntos. Eso es de lo más importante en la actuación. No eres nada sin tu compañero.”
Buen Salvaje es una construcción fílmica autentica que toma carácter en lo que muchos considerarían como defectos: los personajes llenos de estereotipos y los lugares comunes. Esto permite que la dinámica entre el extranjero que busca imponer su comodidad en tierra ajena y el anfitrión que tiene prejuicios por heridas del pasado, se convierta en el bastión de este filme
El trabajo actoral es audaz y efectivo porque deconstruye la esencia de los personajes para llevarlos a un punto tan grotesco e inverosímil que dentro del clima actual podría ser posible.
Tal y como nos lo compartió Dario Yazbek Bernal:
“Lo que pensé fue darle un arco casi fantástico a mi personaje. Un personaje que usa pupilentes y anda a caballo en tanga ¿por qué no? ¿se puede? ¿existe? Seguro hay alguien allá afuera que lo hace.”
III
La película tendrá su estreno este 17 de julio bajo la distribución de Corazón Films, y el clima actual no podría prestarse mejor para presentar esta sátira, justo en un momento en el tiempo en que las relaciones entre México y EUA están de cabeza.
Aunque pudiésemos pensar que este tumultuoso escenario entre vecinos es algo reciente, podemos descubrir que cuando este proyecto comenzó a filmarse (durante la infame pandemia) la relación entre ambas naciones estaba en un punto álgido.
Así lo externa el talentoso Darío Yazbek Bernal:
“Filmamos durante la pandemia, y en ese momento fue en donde comenzaron a cambiar las cosas ya que es cuando empiezan a llegar una gran cantidad de estadounidenses acá. Así que el panorama se encontraba cambiando por la salida de Trump y las elecciones. Era un momento muy interesante entre las relaciones entre México y EUA. La filmamos sin tener idea. Y ahora cómo están las cosas, aunque nos tomó tiempo estrenarla, no pudo haber salido en mejor momento. Porque ahora la relación entre México y EUA está más presente que nunca, y podemos mostrar esta idea “Nosotros los entendemos mejor, que ellos a nosotros.”

Es indudable decir que las diferencias entre nosotros y ellos, nuestros vecinos del norte, han estado activas durante mucho, mucho tiempo.
Y sobre ello Manuel García-Rulfo está muy seguro:
“La problemática siempre ha estado. Eso que nos hace diferentes a los mexicanos y a los estadounidenses, y al mismo tiempo la cercanía que tenemos. Así que todo ello siempre ha estado allí y los personajes que tenemos no tienen miedo a expresarlo. Santiago logró hacer algo con muchas capas, con un subtexto complejo pero al mismo tiempo logra reírse de situaciones que, en ocasiones pienso, no deberías reírte. Pero él lo maneja de una forma muy inteligente y desenfadada.”
Sobre esto Naian González Norvind nos comparte:
“Los mexicanos conocemos mejor al estadounidense, mejor de lo que ellos nos conocen a nosotros. Desde allí Mohar pudo escribir el guion, y desde allí también, por lo menos, en mi caso tuve presente la enorme cantidad de gente gringa que conozco, y de ciertas personas, que no pueden canalizar en ese sentido.”
Quizá las sensaciones no cambien en un futuro cercano, y las diferencias se seguirán acentuando con el transcurso de nuestras historias pero sea cual sea el desenlace ojala que sigan existiendo propuestas que logren balancearse sobre los estereotipos y lugares comunes que estos encuentros ofrecen para que nosotros como protagonistas de este choque social podamos construir y deconstruir nuestra identidad, y entender a mejor nuestro vecino.
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