‘Miedo y asco en Las Vegas’ (1971) de Hunter S. Thompson: el sueño americano vuelto pesadilla psicodélica.

El delirante viaje psicotrópico de Hunter S. Thompson y su periodismo Gonzo al núcleo de esa locura de ciudad llamada Las Vegas, deriva una experiencia literaria tan seductora como repulsiva.

Misteriosamente autobiográfica, Miedo y asco en Las Vegas (Anagrama, 1971) describe las aventuras del periodista Raoul Duke al lado del abogado Dr. Gonzo, dos seres extraños y embrutecidos de cualquier cantidad de drogas, que acuden a cubrir una carrera de motocross y, al mismo tiempo, una convención policial sobre narcóticos.

Dentro de la América profunda, el estilo Gonzo que pone al reportero en el centro de la acción se convierte en una odisea surrealista que va hilando situaciones cada vez más alocadas y divertidas, mientras Thompson obliga a sus personajes a buscar el sueño americano hasta por debajo de las rocas; al tiempo que degustan una maleta repleta de estupefacientes duros.

Imagen: El 19 digital.

La novela apunta su mira de francotirador a la ciudad del pecado como símbolo del consumismo y el exceso norteamericano, en un contexto que se retuerce entre la Guerra de Vietnam, el ocaso de la era hippie y la emergente generación beat.

Con un trepidante ritmo, el autor utiliza incisivos párrafos para describir una travesía que incluye cuartos de hotel destruidos, alucinaciones, bizarros personajes y fugaces traslados en carretera, provocando en el lector la desconcertante sensación que experimentan Duke y el Dr. Gonzo: estar tan drogado que resulta imposible reaccionar.

En 1998, el director Terry Gilliam adaptó la obra en una vertiginosa película que se presentó en el Festival de Cannes, protagonizada por Johnny Depp y Benicio del Toro; libro y filme se han convertido con el paso del tiempo en piezas de culto, con seguidores que se maravillan ante un discurso plagado de anarquía, descontrol y excentricidad.

Se trata de la obra más disparatada de Hunter S. Thompson, aquel escritor originario de Louisville, Kentucky que en 2005 decidió quitarse la vida de un balazo en la cabeza. Miedo y asco en Las Vegas resulta una herencia insolente, que sigue pregonando aquella idea de William Faulkner: “La buena ficción es más realista que cualquier tipo de periodismo, y los mejores periodistas lo saben”.


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