Una visión sobre la pérdida: José Revueltas y “El luto humano”.

Por Roberto Vudoyra.

En 1943 era publicada esta novela. Hoy, 81 años después, considero que esta es una de las novelas más relevantes y complejas que se hayan construido en la historia de la literatura latinoamericana. Es más, creo firmemente que funciona como un reflejo a los desarrollos complejos que solemos tener los humanos. De dónde venimos, en dónde estamos y a dónde vamos. Pienso que todo lo demás que la rodea, es decir: el mundo que describe, las situaciones por las que pasan los personajes, sus nombres o sus personalidades, son solamente parte decorativa de lo que yo me atrevería a considerar el hueso, o la columna vertebral de esta novela.

A lo que hay que ponerle ojo es a los vínculos que hay entre los personajes.

El libro empieza fuerte presentándonos el rostro mismo de la muerte. Se muere la hija de Úrsulo y Cecilia. Así que se parte la narrativa en dos: Úrsulo sale en compañía de Adán para buscar al párroco y hacerle un funeral. Y del otro lado, Cecilia hace los preparativos para el mismo.

El mundo que te plantea es apocalíptico, en una noche turbia, con vistas a que no vuelva a amanecer nunca, acompañada de una tormenta intensa que va a desbordar el río. Río el cual tienen que cruzar el personaje de Úrsulo junto con Adán, un asesino a sueldo que busca la cabeza de este. Noto aquí la primera complejidad: hacen un pacto tácito de paz. Ambos se dan cuenta de que mientras cruzan el río en una pequeña barca, tiene cada uno la oportunidad de al fin librarse de la contraparte enemiga que tiene adelante. Una representación de la némesis.

Del otro lado, Cecilia recibe el pésame de otros dos matrimonios campesinos en el funeral. Los cuáles son Jerónimo con Manuela, Calixto y Calixta. Cada personaje con su propia lucha interna, Jerónimo con el alcoholismo y su esposa, Manuela, teniendo que cargar con él. Calixto, por su parte, siempre ha deseado a Cecilia y aprovecha el momento para acercarse a ella, decirle lo que siente. Cuando regresa Úrsulo con Adán y el párroco, Úrsulo nota la actitud alejada de Cecilia, algo que considero es un proceso de despersonalización derivado de la pérdida. Úrsulo comienza a sentir celos de Calixto. Y el narrador nos presenta la desesperación de Úrsulo al notar la pérdida de esa relación, y en especial: la falta de control sobre ella. Porque desde su perspectiva Cecilia es de su “pertenencia”, pero a partir de estos hechos: la muerte de su hija, y el mundo externo en caos que presenta comienzan a resquebrajarse estas piezas que le construyen parte de su identidad o de su imagen ante la sociedad. Lo último que le quedaría es a la esposa, el control sobre la esposa. Pero ya ni eso permanece.

Algo que quiero destacar del estilo de Revueltas, es su lenguaje poético que utiliza; el uso de símiles y la representación en figuras e imágenes bien detalladas de las descripciones que presenta. Así también como mencionar los juegos del lenguaje que tiene, por ejemplo: “Era como si el río fuese de tierra. Un río de tierra. Mañana Chonita estaría bajo tierra.”

Bajo esta misma descripción, puedo admitir que el estilo de Revueltas no es sencillo. Suele volverse lioso y más al momento de irse adentrando en la narrativa pesada de la novela que va abriendo círculos para presentar hechos pasados y luego regresar al presente. Permitiéndose presentar el trasfondo importante de los personajes, y cómo fue que terminaron en esa situación tan desafortunada. En este caso, se agarra de un momento histórico real: las guerras cristeras, para representar a estos personajes tristes y acabados que, podrían ser, una pequeña muestra de la gran parte melancólica que tenemos como país.

Porque creo que ese es el subtexto interesante que desarrolla al mostrar las complejidades que tenemos los humanos (celos, tristeza, despersonalización, odio, ruptura de vínculos, muerte inevitable) y permite demostrar que, la muerte no es solamente cuando un cuerpo cesa de la vida. Sino que, también, la muerte puede ser parte de todo aquello que solemos perder, como las relaciones personales.

Entonces nos deja una reflexión intensa sobre nosotros mismos. Diciéndonos que, aun teniendo vida en el cuerpo, cualquier persona puede estar muerta, perdida y ausente desde adentro. O también aprender cuándo es momento de soltar el cuerpo ajeno que estás cargando por creer ciegamente que vale la pena. Cuando, al final de cuentas, es como estar tirando piedras a un pozo infinito donde te vas a cansar después de notar la falta de reciprocidad de parte del contrario.

Eventualmente en el desarrollo, presenta al personaje de Natividad, quién solía ser uno de los revolucionarios que hace frente con la huelga del sistema de riego. Natividad solía ser pareja de Cecilia, quienes se amaban mucho y con locura. Hasta que se vuelve un personaje incómodo para los que tienen el poder, así que mandan a Adán a que lo desaparezca. Una vez hecho el trabajo, Cecilia tiene que pasar por el proceso de duelo, momento de debilidad que aprovecha Úrsulo para quedarse con ella y convertirla en su pareja. Luego ocurre el nacimiento de Chonita.

El libro se desenvuelve mientras los personajes siguen intentando huir de ese trágico destino con el desborde inminente del río. La casa donde se encuentran comienza a inundarse y se dan cuenta que aquel es el momento indicado para seguir moviéndose. Huir. Pero con todo esto se les complica, la tristeza que los inunda es inminente y el cuerpo se les queda petrificado ante la situación que se les presenta. El mundo se sigue moviendo, y tienen que adaptarse. Buscando la manera de mantenerse con vida, mientras siguen cargando el cuerpo de Chonita y el de Jerónimo, que ha quedado inconsciente de tan borracho.

En el momento se lo cuestionan: hasta cuándo van a poder seguir cargando físicamente con esos cuerpos, y tienen que tomar una decisión: Marcela decide dejar el cuerpo de Jerónimo que ya está muerto. Luego la aceptación de que inminentemente también a ellos les va a tocar ese momento.

Revueltas nos recuerda que la muerte es igual de dolorosa que perder un vínculo, representa la separación con la persona amada y todo el tiempo brindado con ella. Pero también nos pone en la boca el recuerdo de que toda vida, en algún momento conlleva a la muerte. Es el precio caro que tenemos que pagar al momento de enamorarnos, de hacernos amigos, de tenerle cariño a alguna persona o mascota: cuando llegue el momento indicado van a tener que irse. O van a cambiar, o el mundo va a moverse y se van a transformar, o el mismo cuerpo va a perder la vida.

El luto humano es un recordatorio de nuestra propia calidad mortal, y una reflexión fuerte ante la introspección personal de la situación de los personajes, que invita a la propia del lector a cuestionarse: ¿Qué cosas sigo cargando que no me permiten avanzar?, ¿Qué es lo que se permite del cambio?, ¿Por qué se puede sentir celos?, ¿Por qué se siente el amor?

Esta persepectiva me parece única.

Inevitablemente es lo que nos tiene que ocurrir: la vida misma se tiene que mover y los humanos adaptarse a todo cambio, a toda pérdida y permitirse ese sentimiento que se forja en el pecho, que bien podemos reconocer como nostalgia.

Roberto Vudoyra es completo apasionado del cine, la literatura y la música. Estudió Música Popular Contemporánea. Toca el bajo eléctrico. Lleva, con mucho entusiasmo, una pequeña carrera literaria fomentada por la auto-publicación. También ha tomado cursos de cine documental, análisis cinematográfico y guion. Espíritu invencible.


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