Recuerdo haber leído el título de este libro en uno de los estantes de 𝘓𝘪𝘵𝘦𝘳𝘢𝘵𝘶𝘳𝘢 𝘔𝘦𝘹𝘪𝘤𝘢𝘯𝘢 𝘊𝘰𝘯𝘵𝘦𝘮𝘱𝘰𝘳á𝘯𝘦𝘢, que se encontraba en la biblioteca municipal dónde acudía cada dos semanas a elegir tres libros, a los cuales tenía derecho gracias a mi credencial de préstamo a domicilio.
«Aquí estoy, sentado sobre esta piedra aparente. Solo mi memoria sabe lo que encierra. La veo y recuerdo, y como el agua, así yo, melancólico, vengo a encontrarme en su imagen cubierta por el polvo, rodeada por las hierbas, encerrada en si misma y condenada a la memoria y a su variado espejo. La veo, me veo y me transfiguro en multitud de colores y tiempos. Estoy y estuve en muchos ojos. Yo solo soy memoria que de mí se tenga.»
Y así, Elena Garro da inicio a esta fascinante obra que, como toda buena literatura, ya desde sus primeras líneas, incluso desde el título, nos intriga y nos hace preguntarnos ¿Es posible recordar lo que vendrá? ¿Traer a la memoria lo que aún no hemos vivido? ¿Quién está sentado en la piedra? Lo maravilloso de esta novela radica principalmente en el tiempo como herramienta narrativa.
Primer novela publicada por la dramaturga, guionista y periodista mexicana 𝘌𝘭𝘦𝘯𝘢 𝘎𝘢𝘳𝘳𝘰, escrita en 1953, pero publicada hasta 1963, ganando el premio 𝘑𝘢𝘷𝘪𝘦𝘳 𝘝𝘪𝘭𝘭𝘢𝘶𝘳𝘳𝘶𝘵𝘪𝘢 (1963).
La historia transcurre en el pueblo imaginario de Ixtepec, inspirado en Iguala (Guerrero, México), la tierra donde la autora creció. Historia de ficción con tintes históricos y con una prosa muy detallada, nos iremos adentrando al pueblo de Ixtepec en la etapa final de la revolución mexicana, a inicios de la guerra Cristera y las consecuencias de ambas en su población.
Consecuencias que se nos muestran desde la mirada de 𝘑𝘶𝘭𝘪𝘢 𝘈𝘯𝘥𝘳𝘢𝘥𝘦, la querida del sanguinario general 𝘍𝘳𝘢𝘯𝘤𝘪𝘴𝘤𝘰 𝘙𝘰𝘴𝘢𝘴, un ex revolucionario quien mantiene al pueblo bajo una dictadura de miedo y violencia. También están 𝘓𝘰𝘴 𝘔𝘰𝘯𝘤𝘢𝘥𝘢, quienes nos mostrarán los valores que una familia de buenas costumbres ( o doble moral) debe tener. El loco del pueblo, 𝘑𝘶𝘢𝘯 𝘊𝘢𝘳𝘪ñ𝘰, quien como todo desquiciado es quien mejor conoce la terrible realidad que lo rodea. Y al igual que 𝘑𝘶𝘢𝘯 𝘙𝘶𝘭𝘧𝘰 en Pedro Páramo (1955) y 𝘎𝘢𝘳𝘤𝘪𝘢 𝘔𝘢𝘳𝘲𝘶𝘦𝘻 en cien años de soledad (1967), 𝘌𝘭𝘦𝘯𝘢 𝘎𝘢𝘳𝘳𝘰 profundiza en la nostalgia y la soledad, dándole voz a un pueblo.
Traiciones, miedos, celos, violencia, amores frustrados, invaden a los habitantes de Ixtepec, un pueblo que podría ser cualquier localidad de México. Si bien la trama se desarrolla en los años veinte, la violencia narrada en ella es muy vigente; la constante crítica al patriarcado, el racismo, los miles de muertos y los feminicidios, algo que desgraciadamente, en la actualidad se sigue viviendo en nuestro país. Pareciera que la gran 𝘌𝘭𝘦𝘯𝘢 𝘎𝘢𝘳𝘳𝘰, estuviera augurando y por esta razón, nos dejara esta frase: « 𝙀𝙡 𝙥𝙤𝙧𝙫𝙚𝙣𝙞𝙧, 𝙚𝙧𝙖 𝙡𝙖 𝙧𝙚𝙥𝙚𝙩𝙞𝙘𝙞ó𝙣 𝙙𝙚𝙡 𝙥𝙖𝙨𝙖𝙙𝙤».
Descubre más desde Kinema Books
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.


Debe estar conectado para enviar un comentario.