En la plataforma MAX está disponible Thelma, una película independiente dirigida y escrita por Josh Margolin, quien se inspiró en su propia abuela para escribir una comedia de acción hilarante y enternecedora.
I
A veces la ausencia del ser amado no es suficiente para no encontrarlo en la cotidianidad. Evocar a esa persona en sabores, olores, colores, sensaciones, fonemas y en miles y miles de detalles más, es algo que sucede con frecuencia cuando aún extrañas.
Y justo, en este momento, ese es el lugar en el que me encuentro ¿Mi problema? Ella jamás volverá.
Hace un par de semanas formé parte de un texto colaborativo sobre la religión y la fe en el cine.
La película que elegí fue Luz de Invierno de Ingmar Bergman. La película tiene una fuerte carga filosófica y existencialista, y presenta un profundo cuestionamiento: ¿qué tan fuerte es la fe?

En ese texto ahondé un poco en la fe de mi abuela (o abuelita como ella prefería que la llamara) utilizando la premisa del filme del director sueco.
Ya que desde que tengo uso de razón acompañé a mi abuelita en diferentes celebraciones litúrgicas. La mayoría de esas veces lo hice por el placer de acompañarla, y en otras porque, sinceramente, había algún incentivo extra que podría llegar a considerarse como una recompensa.
Mi abuela fue una mujer de ferviente fe y respetaba mucho los protocolos que le dictaba su religión. Comportamiento que yo jamás entendí, seguí o valoré. Y hasta el día de hoy sigo sin hacerlo.
No estoy peleado con la religión, la espiritualidad o la fe en sí pero me cuesta trabajo ceñirme a la institución de la iglesia católica.
En fin, al abordar Luz de Invierno recordé que en los últimos días de la vida de mi abuelita su fe seguía siendo algo cotidiano. Todos los días rezaba. Mañana, tarde, noche y siempre, siempre pedía por su salud. Situación que para mí era difícil de comprender ya que realmente no entendía por qué ella lo hacía. Sus rezos me parecían un sinsentido.
¿Rezaba porque quería aliviarse? Aun con la certeza de que su enfermedad ya no tenía solución alguna ¿O rezaba porque quería ser perdonada? ¿O quizá rezaba porque ya estaba mecanizada y acostumbrada y para ella no había otro panorama y mucho menos en el tormentoso final de su vida?
Quiza por mi lejanía con la religión no alcanzó a comprender lo esencial sobre la oración. O quizá, solo quizá, tengo miedo al silencio de Dios.
Rezar es toparse con el silencio de Dios, y tal vez, tu fe sea la forma de asimilar e interpretar el formidable silencio.
En pocas palabras, desde que escribí aquel texto no he podido sacarme a mi abuelita de la cabeza. Y aunque pienso continuamente en ella esta vez ha estado más presente y al ser un ávido consumidor de la cultura cinematográfica me he dado cuenta que la he encontrado en las diferentes obras cinematográficas que he consultado últimamente.
Sin embargo si tuviera que elegir una sería Thelma.
II
Tenía (o tengo miedo) de escribir este texto. Me da miedo no ser objetivo. Lo último que deseo es ser un ejemplo de “¿Cómo hacer que todo se trate de mí?”
Pero he pensado “¿Qué más da? Al menos será honesto.”
La honestidad es una virtud, y más al escribir.
Ese será mi mantra de ahora en adelante.
Así que sin más preámbulo hablemos de Thelma.
A principios de mayo llegó a la plataforma MAX, Thelma, un filme escrito y dirigido por Josh Margolin y protagonizado por June Squibb.

June Squibb es Thelma, una mujer de 93 años que vive sola después de la muerte del amor de su vida. Durante dos años ella se ha enfrentado a un nuevo reto que jamás había experimentado: vivir sola.
Para Thelma, quien siempre se había jactado de ser una mujer recia e independiente, esto ha significado un enorme cambio porque más allá de afrontar la soledad tiene que lidiar, día tras día, con el detrimento de sus habilidades motrices y mentales.
La vejez es una etapa complicada en la vida del ser humano.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud la vejez “es el resultado de la acumulación de una gran variedad de daños moleculares y celulares a lo largo del tiempo, lo que lleva a un descenso gradual de las capacidades físicas y mentales”.
Es por ello que para la mayoría es complicado asimilar está transición. El afrontar la pérdida de tus cualidades y habilidades conlleva una batalla para la cual no todos estamos listos.
Y es este conflicto al que se enfrenta Thelma, quien al no aceptar sus limitaciones se rehúsa a recibir ayuda, ni siquiera en la aventura más ambiciosa y excéntrica de su longeva vida.
Después de ser víctima de una estafa en la cual pierde 10 mil dólares, Thelma se embarca en la empresa de recuperar su dinero a como dé lugar.
Es allí donde esta historia toma tintes cómicos. Sobre todo gracias al brillante paralelismo paródico/homenaje a Tom Cruise y su franquicia Mission: Impossible, en donde todo el dinamismo del agente Ethan Hunt es reemplazado por la parsimonia de Thelma y su involuntario cómplice Ben (interpretado por el mismísimo Shaft, Richard Roundtree, en su último papel).
Y por si fuera poco, Thelma, toma tintes conmovedores con la relación entre la protagonista y su nieto de 20 años, Daniel.
III
“Ayuda al anciano
porque algún día tú también serás viejo
necesitaras de alguien que te saque de un apuro
y si miras bien
detrás de las líneas en su rostro
verás a donde te diriges,
a un lugar lleno de soledad”
Help the Aged
Pulp
En la mitología griega Las Moiras son las personificaciones del destino. Ligadas al nacimiento, la longevidad y la muerte. Ellas tres deciden el desenlace del ser humano.
Cloto, es quien hila la hebra de la vida, Mequesis, es quien decide la longevidad de la vida y Atropo, es quien corta el hilo de la existencia.
Las tres hilanderas tejen y cortan los hilos del destino.
Recuerdo tener muy presente este mito cuando mi abuelita se encontraba desahuciada, a punto de desprenderse de su vida.
La veía tan frágil que me parecía que en cualquier momento Atropos cortaría el hilo de su vida.
En los últimos dos años de la vida de mi abuelita fungí del papel de su cuidador. En ese momento una situación sumamente adversa golpeó el seno familiar y tuve que tomar el rol.
Hoy, después de tantos años, puedo decir que ha sido una de las experiencias más bellas y nutritivas de mi vida. Descifré a mi abuelita y entendí porque su carácter era tan complicado.

Mi abuelita era la más dulce cuando se trataba de mí pero cuando se enfrentaba a su realidad, sus habilidades limitadas, después de haber sido un roble toda su vida, la frustración tomaba lugar y no era sencillo lidiar con ella.
Justo allí me di cuenta cuanto la amaba y cuanto deseaba facilitarle esa transición.
Como lo mencioné líneas arriba, mi abuelita siempre había sido una mujer fuerte. Un roble imposible de talar así que cuando la enfermedad le robó su identidad, ella no supo cómo lidiar con ello.
Se sabía capaz, se sabía tenaz pero el espejo solo le mostraba una versión suya que ya no respondía a sus ambiciones.
Se sentía frustrada, derrotada.
Y yo, con 19 años, también.
No confiaba en mí, y me sentía atrapado. Mi ambición era demasiada pero me sentía nublado.
Era incapaz de concentrarme porque todo el tiempo pensaba que todo saldría mal.
Poco a poco, y con mucha paciencia, mi abuelita y yo creamos una simbiosis que nos enseñó a aceptar nuestro presente, a enfocarnos en el siguiente paso, entendiendo que teníamos que ir a nuestro ritmo.
El ayudarla cuando ella más lo necesitaba me ayudó a encontrar en mí la fortaleza necesaria para explotar mi potencial.
Porque no ayudas a alguien por la recompensa, ayudas a alguien porque la amabilidad crea puentes que tarde o temprano te permitirán cruzar hacia la ansiada tranquilidad.
Fue por eso que Thelmacaló profundamente en mí. Fue sencillo para mí identificarme con la relación entre Thelma y Daniel.
Ambos están comenzando etapas de su vida para los cuales nadie los preparó pero es durante ese proceso en el que descubres que no tienes que estar preparado para ello, solo tienes que entender que cada día es una oportunidad para avanzar.
Thelma se siente fuera de lugar, andando a tumbos, con enorme temor y sin embargo Daniel está allí para ella. Y Daniel, también, se siente aturdido, atascado, inmovilizado pero también, recíprocamente, Thelma está para él.
El aceptar a quien te da la mano, es un signo de fortaleza.
Fortaleza que radica en ellos mismos, en su unión.
IV
Uno de mis momentos favoritos de los pasados Oscars fue cuando June Squibb y Scarlett Johansson presentaron los nominados a Mejor Maquillaje y Peinado.
Durante la presentación June Squibb bromeó diciendo que la mayor parte del tiempo ella era interpretada por Bill Skarsgard, resaltando lo importante que es el trabajo del equipo de maquillaje y peinado en la industria cinematográfica.

El delivery de Squibb fue magnifico y adorable, testamento del porque Josh Margolin la eligió como protagonista de Thelma.
El guionista y director, Josh Margolin, escribió la película después de que su abuela viviera una situación similar.
Aunque su abuela no viajo en un scooter para recuperar su dinero (por suerte la familia de Josh pudo detener la estafa) si comparte muchas similitudes con su versión cinematográfica (entre ellas el nombre).
En el sitio www.withthelma.com Margolin comparte videos de su abuela dando su punto de vista sobre diferentes temas.
Thelma es encantandora y tiene opiniones particulares sobre lo que sucede a su alrededor.
Es fácil detectar porque Josh decidió llevarla a la pantalla grande.
En conclusión Thelma es una película valiente que lidia con la vulnerabilidad de la vida, con lo complicado que es aceptarte y reconocerte, ya sea a los 20 o a los 93 años.
Thelma es la vida misma, una alegoría de empatía y aceptación.
José A. Mora es un amante del cine extraño, bizarro e inclasificable. Su pasión por este tipo de cine lo llevo a desempeñarse en el departamento de programación en los festivales de cine FERATUM, Rubber Y STUFF MX como programador y curador fílmico. En su papel como director de programación en STUFF MX FILM FESTIVAL concreto la difusión de cine independiente de corte bizarro de todos los rincones del mundo. Curo los ciclos WAKALIWOOD: CINE DE ACCIÓN DESDE UGANDA, YAKOV LEVI: EL JOHN WATERS UCRANIANO e INVASIÓN FILIPINA: CINE TRASH Y DE EXPLOTACIÓN FILIPINO. Así como el estreno de cientos de largometrajes y cortometrajes que ondeaban la bandera del cine inclasificable. Actualmente ha comenzado su travesía como escritor de textos cinematográficos para así seguir compartiendo su amor por el séptimo arte.
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