La saga de Depredador ha sido una montaña rusa a lo largo de su existencia en cuanto a calidad se refiere, ya que, pese a su buen comienzo, la franquicia se mantuvo en un bache durante varios años desde los ochentas con Predator 2 (1990). Después de esa secuela, tuvimos un cruce de dos películas con su pariente lejano de la saga Alien, que a la larga fueron dos productos que perdieron tanto relevancia como su continuidad.
La gota que derramó el vaso llegó en 2018 de la mano de Shane Black con The Predator, una entrega tan absurda e incoherente que se sentía casi como una parodia de lo que la película original de 1987 pretendía realizar.
A partir de aquí, la saga buscó dar un giro, ya que, en lugar de mirar hacia el futuro, decidieron retroceder al pasado, siendo Prey (2022) el primer paso dado por Dan Trachtenberg, quien consiguió demostrar que este letal alíen aún tenía cosas por ofrecer.
Es en este momento donde, debido al éxito en vistas que tuvo Prey en la plataforma de streaming Hulu y su gran recibimiento en críticas, llegamos al año 2025, donde ahora parece que Trachtenberg se encargará de dirigir a la marca por un mejor rumbo, cuyo segundo paso es Predator: Killer of Killers.

Esta es una película antológica animada que sigue el mismo camino tomado por el filme de 2022, el cual es situarnos en diferentes eras históricas de la humanidad, con la intervención de la bestia alienígena en la vida de varios personajes, siguiendo, en este caso, la época vikinga, el Japón feudal y la Segunda Guerra Mundial. Tres épocas tan llamativas históricamente hablando, que no es sorpresa que estas hayan sido parte de la petición que algunos fans solicitaron como próximos proyectos a realizar.
Algo que en primera instancia llamó mi atención de esta cinta fue el cambio de medio a la animación que se eligió, el cual me pareció un gran acierto, no solo por el hecho de que sería demasiado costoso recrear tres etapas históricas distintas para una sola película en live-action, sino también porque permite ejecutar nuevas tomas y ángulos que no serían posibles de conseguir en la realidad, lo que me lleva al siguiente punto importante a destacar.
Si bien los diseños de los personajes (aliens y humanos) están estilizados para encajar mejor con este formato en 3D, la acción, la violencia y la cinematografía no tienen nada que envidiarle al resto de entregas pasadas, puesto que saben aprovechar sus entornos para mostrarnos escenas dignas de su observación en la pantalla grande.
En un momento podemos encontrarnos con estilos de lucha salvajes y brutales en los bosques helados de la Antigua Escandinavia, y en otro tenemos batallas aéreas y duelos mano a mano con armas orientales y artes marciales de por medio. Todo cubierto en un estilo artístico semejante a una pintura en movimiento que se vuelve un deleite visual.
Otra cosa que vale la pena mencionar es que, pese a que las historias y arcos narrativos nunca han sido digamos el fuerte de estas cintas de Depredador, en los últimos años se ha visto una búsqueda por regresar hacia los orígenes de lo que los definió en un comienzo: el hombre contra la bestia.
Peleas que no solo consisten en la fuerza de cada oponente, sino también de su inteligencia, sus habilidades estratégicas y las herramientas y armas que encuentren a su disposición. Sin embargo, también utilizan dos factores vitales para que esta fórmula funcione: la lucha interna del rival y la tensión.
El primer elemento logra su cometido de generar una conexión entre el espectador y el personaje (al menos en dos de tres arcos narrativos), puesto que terminan diferenciándose gracias al contexto cultural que utilizan a su favor y a los dilemas mentales a los que cada uno se enfrenta, teniendo como motivaciones conceptos como la pérdida, la familia, la venganza, el honor y la impotencia que se reflejan en el pasado de estos tres protagonistas, pese a la flaqueza del tercero situado en el siglo XX, pero ya regresaremos a este último.

El segundo factor, desgraciadamente, pierde fuerza debido a que esta fórmula narrativa ya se ha gastado más de una vez. No solamente en esta franquicia, sino en otras, y a veces teniendo mejores resultados, por lo que aquí puede llegar a convertirse en algo predecible y monótono.
Para terminar, quiero mencionar que hay un tercer acto sorpresa que, sin revelar muchos detalles, resulta en un cruce de estas tres historias ya mencionadas, siendo una conclusión que, para mi decepción, se ve en una buena parte opacada por una cantidad de comedia e inverosimilitudes provenientes casi totalmente de Torres (el protagonista visto en la Segunda Guerra Mundial), quien además de ser el menos interesante en escritura del trío, ocupa un rol de ligero alivio cómico que no beneficia para nada a la construcción del final. Algo que también se demuestra en su falsa impresión y reacción ante una amenaza así.
Considero que Killer of Killers, a pesar de que utiliza un cartucho narrativo que ya ha sido explotado en más de una ocasión, haciendo que este metraje sea menos único de lo que pudo haber sido, consigue su propósito de ofrecer creativas propuestas dentro de este universo, llegando además a indagar más en la cultura y tradiciones de estos seres cazadores del espacio, lo que nos brinda un proyecto más que interesante de Depredador.
Ahora, lo siguiente que sigue preguntarse es, ¿Acaso Predator: Badlands volverá a hacer el mismo bien por esta saga? Lo averiguaremos este año.
Saúl Durán tiene 20 años y actualmente estudia en la Universidad Autónoma de Chihuahua el tercer semestre de la licenciatura en Ciencias de la Comunicación. Entre sus hobbies están el ver cine y televisión, además de escuchar música. Se considera inteligente, creativo, amable, sincero y busca abrirse a nuevas experiencias. Ha viajado a muchos lados del mundo como Canadá, Perú, San Francisco, Los Ángeles, Nueva york y Yucatán. Espera algún día visitar Europa.
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