
Observa bien al sujeto en la imagen de arriba.
Lo sé, es una imagen de baja resolución pero créanme no merece más.
Es un idiota. Un ser egoísta e insensible.
¿Qué por qué lo digo? Bueno, pues te lo compartiré.
Hagamos, de manera mental, un ejercicio de empatía, por favor.
Imagina que tienes un amorío de una noche y producto de ese amorío ha nacido un varón.
Pero la persona cómplice en la gestación de este nuevo ser humano decide que no está lista y lo deja todo en tus manos.
Así que ahora estás en la soledad y enfrentas la crianza de tu hijo sin pista alguna. De pronto, de entre las sombras surge una luz, un nuevo amanecer, el amor que tanto esperabas.
Ya no estás solo y esta nueva persona en tu vida está dispuesta a compartir la responsabilidad de guiar a tu primogénito durante este camino llamado vida.
Entonces comienzas a progresar y sales adelante al punto en el cual emprendes un negocio propio, el cual se fortalecerá año con año.
Educas a tu hijo en un hogar lleno de amor, paciencia y empatía. Él, tu pequeño varón, es feliz y tiene las oportunidades para desarrollarse positivamente como individuo.
Y por si fuera poco, obtienes estas victorias viviendo en una sociedad que te castiga y te juzga por tus preferencias sexuales. Eres un hombre gay que ha prosperado, y que tiene una familia bella y linda.
Hoy estás en la medianía de tu edad, eres un hombre maduro y tu hijo ha volado del nido para conocer el mundo. Estás orgulloso y te sientes realizado.
La vida es linda ¿no?
¡Pues no! ¡Claro que no! Porque un día tu engendro regresa y te dice que está a punto de casarse con una chica menor de edad y que dejará de estudiar.
Te parece inaudito. Estás en shock y te preguntas “¿Para qué tanto esfuerzo si tirarás tu vida a la basura?”
Pero eso no es todo, tu hijo te informa que mañana (si, mañana, no en unos días, no en una semana ¡mañana!) sus suegros vendrán a cenar para conocer a la futura familia de su hija.
No lo puedes creer. Todo es muy rápido.
El estúpido en la imagen es el hijo en cuestión.
Y sé lo que estás pensado “Oye, estás exagerando, eso no es ser egoísta. Solo es un chico enamorado que toma decisiones precipitadas.”
Bueno, piensas eso porque aún no he contado lo peor.

Sigamos con el ejercicio.
Más allá de la decisión y de la cena con tus futuros consuegros, tu hijo deja caer una bomba que te rompe el corazón.
Te pide, suplica e implora que dejes de ser tú. Que ocultes tu homosexualidad y a tu pareja, aquella que fungió un papel determinante en su crianza.
Te pide que cambies todo en ti para que sus suegros, quienes son ultraconservadores, te acepten y él pueda casarse.
Dándote así, la estocada final.
Ahora, Val Goodman, si estás leyendo eso quiero que sepas que eres un ser despreciable y egoísta. Esos hombres te dieron todo y ahora quieres ocultar lo que son ¿por qué? ¿por vergüenza?
No puedo más. Lo siento.
En fin, el filme del que estoy hablando es The Birdcage, un remake de la divertida cinta francesa Le cage aux follies, protagonizado por los fantásticos Robin Williams y Nathan Lane, y con Dan Futterman en el papel del insufrible Val Goodman.
La película dirigida por Mike Nichols es una comedia que trata los temas de la intolerancia, la crianza de los hijos y los daños del conservadurismo. Quizá mi texto lo presente como un drama total pero en realidad es una comedia hilarante.
José A. Mora es un amante del cine extraño, bizarro e inclasificable. Su pasión por este tipo de cine lo llevo a desempeñarse en el departamento de programación en los festivales de cine FERATUM, Rubber Y STUFF MX como programador y curador fílmico. En su papel como director de programación en STUFF MX FILM FESTIVAL concreto la difusión de cine independiente de corte bizarro de todos los rincones del mundo. Curo los ciclos WAKALIWOOD: CINE DE ACCIÓN DESDE UGANDA, YAKOV LEVI: EL JOHN WATERS UCRANIANO e INVASIÓN FILIPINA: CINE TRASH Y DE EXPLOTACIÓN FILIPINO. Así como el estreno de cientos de largometrajes y cortometrajes que ondeaban la bandera del cine inclasificable. Actualmente ha comenzado su travesía como escritor de textos cinematográficos para así seguir compartiendo su amor por el séptimo arte.
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