#FICM2025: ‘Vainilla’, una fotografía a los equipos femeninos dentro de las familias.

La más reciente edición del Festival Internacional de Cine de Morelia curiosamente dejó ver varias directrices que, con o sin intención, dictaron lo que se presentaría dentro de cada sección. Una de ellas, como ya fue mencionado en el caso de El Diablo fuma (y guarda las cabezas quemadas de los cerillos en la misma caja) o la misma Left-Handed Girl, ha sido la de los niños que circunstancialmente se ven forzados a tomar roles adultos dentro de los círculos familiares. Por otro lado, y la concerniente en esta ocasión, está la de las actrices que toman por primera vez la batuta detrás de cámaras como directoras. Presentando sus óperas primas estuvieron Kristen Stewart con The Chronology of Water, Scarlett Johansson con Eleanor the Great, Juliette Binoche con In-I: In Motion, las mexicanas Danae Reynaud con Berezada y la lagunera Mayra Hermosillo con su íntima Vainilla.

Discreta, pero presente actriz en el audiovisual nacional de la última década, Hermosillo ha explorado diversas áreas de la producción cinematográfica, como la fotografía fija en el cortometraje de terror Un Rostro, de Natalia Plascencia —de quien tenemos que hablar a profundidad más adelante—, previa experiencia como directora de sus propios cortometrajes y ser una asidua cinéfila a la Cineteca Nacional acorde al periodista Elías Leonardo (@DonEliasSalazar); una cualidad que pinta difusa entre muchos realizadores jóvenes que muestran poco interés en algo que pareciera tan elemental como lo es el ver cine dedicándose a lo que se dedican. Ahora, como guionista y directora de su primer largometraje, Mayra abre su álbum familiar para dejarnos entrar en él desde una perspectiva honesta y dura que expone los tropiezos de una familia conformada por mujeres en Torreón, Coahuila, pero que puede no distar mucho del que nosotros tenemos en cualquier estante.

De nueva cuenta nos remontamos a mediados de los 90, cuando Pelo Suelto de Gloria Trevi se convirtió en el soundtrack de una generación, para conocer a una familia de siete mujeres norteñas que no batallan nada más en el encontrar consonancia entre sus notables diferencias para convivir en relativa paz, sino también en conservar la casa que están a punto de perder debido a una difícil deuda. Para quienes sean ajenos a estas dinámicas, los linajes femeninos del norte no son cualquier cosa; hablar de las mujeres norteñas es hablar de mujeres verdaderamente fuertes, a veces con una fortaleza que va en contra de su voluntad; entronas, aguerridas, resolutivas, sin miedo al trabajo y con un sentido del humor bastante peculiar que es inevitablemente contagioso; amables y carismáticas, pero bien plantadas e inamovibles en su palabra, y ser una niña que crece rodeada de un equipo así es convertirte en una de ellas desde que tomas consciencia. Todo esto está representado en los trabajos de Rosy Rojas (Concha, la bisabuela de métodos cuestionables), Lola Ochoa (Tachita, la ayudante del hogar que se ha vuelto familia sin necesidad de la sangre), María Castella (Alicia, joven madre soltera que busca retomar su propia vida), Paloma Petra (Georgina, joven abuela trabajadora que no tiene tiempo más que para cumplir con el deber), Fernanda Baca (Manuela, la adolescente que se está convirtiendo en mujer), la extraordinaria Natalia Plascencia (Limbania, madre soltera y trabajadora que lucha contra sus propios demonios), y la pequeña protagonista Aurora Dávila (Roberta, el alterego de ocho años que retrata en pantalla la experiencia de Mayra Hermosillo creciendo rodeada de sus mujeres norteñas y es la esponjita involuntaria de todas ellas).  

A través de Vainilla, Hermosillo —otra directora millennial que se inaugura en la dirección de largometrajes con una historia personal desde la perspectiva infantil— plasma a una familia real con todas sus imperfecciones, pero jamás desde una óptica de juicio o recriminación, sino desde la más auténtica de las verdades para que el espectador se pueda encontrar a sí mismo en cualquiera de los personajes o situaciones. En este caso, las niñas no son observadoras pasivas de su entorno ni Mayra las deja inmersas en el remolino interno de la emoción, sino que las lleva a la reacción y a la conducta. La directora busca mostrar lo que es el aprendizaje retroactivo entre niños y adultos, aunque el ejemplo no siempre sea el ‘‘correcto’’ para los que viven afuera de las puertas del hogar ajeno. Aquí es un grupo de mujeres que afrontan la adversidad con los recursos que tienen, con lo que pueden y también con lo que quieren, porque son mujeres cansadas de trabajar, pero que también ejemplifican cuando la figura materna no se limita a una sola persona, sino que se hace expansiva hacia nuestras tías, abuelas, mujeres que están en nuestras casas y hasta las contemporáneas que nos muestran un camino, sea cual sea.

Al momento de presentarla en Morelia, notablemente conmovida, la directora mencionaba que todo proceso creativo destapa la naturaleza humana del artista, y es ahí en donde radica la mayor cualidad de Vainilla, en su honestidad y en la valentía que toma el ponerse a uno mismo y a los suyos a la vista de los demás de una forma tan cruda. Hermosillo también comentó sobre la valía de formar equipo y hacer cine con aquello de lo que se puede echar mano, incluidos los amigos, como Paloma Petra, con quien compartió créditos en El norte sobre el vacío de Alejandra Márquez Abella y, además de actuar en esta película, participa como productora; o María Castella y Natalia Plascencia, con quienes colaboró en el corto previamente mencionado de esta última. Con el equipo de esta película, Hermosillo formó a su propia familia y eso se palpa desde todas sus lecturas.

En el mismo rubro, la lagunera puntualizó que esos movimientos son pertinentes ya que el presupuesto suele ser muy apretado. Otra enorme virtud de su ópera prima es el nivel de impecabilidad en el diseño de producción que disimula exquisitamente los costos y logra una ambientación por demás correcta de la época. Con esto se vislumbra a una directora que se vuelve líder y sabe resolver, como buena norteña. Y para concluir con el equipo, también es notoria la consonancia amorosa entre su grupo de actrices, pero es Natalia Plascencia quien brilla enormemente interpretando a Limbania, una representación dolorosa del alcoholismo como escaparate para una mujer lidiando con su propia vida, con la de los suyos, con el dinero, el trabajo y las responsabilidades. Plascencia construye y ejecuta de manera sumamente compleja y respetuosa a un personaje de sonrisa luminosa pero trasfondo sombrío, lo que provocó que el público de la sala en Morelia se levantara a estrechar su mano en señal de felicitación ni bien comenzaban a correr los créditos finales.

Como directora de actores, Mayra tendrá que apretar algunas tuercas a futuro, como el procurar el tono actoral entre sus repartos para que la disparidad no sea tan evidente a la hora de la labor escénica, así como pulir detalles en sus próximos guiones para que los mismos no divaguen dentro de su propio tema entre un compilado de situaciones aisladas que terminen tropezando el desarrollo, pero esos son detalles propios de cualquier ópera prima que, sinceramente, se compensan con muchísimas más virtudes. Los directores con corazón, así como Mayra Hermosillo, y los equipos que cuidan de ese corazón, como el reparto de esa película, alivian mediante la verdad al cine nacional entre tanta pretensión vacía que termina por sustentarse sólo en la falsedad de la pose.

Tras su paso por el Festival Internacional de Cine de Venecia, la película ganó el Premio del Público en el Festival Internacional de Cine de Morelia. ¿Qué mejor prueba de la identificación popular con la historia de la pequeña Roberta/Mayra? Parece que el público mexicano está ávido de este tipo de bálsamos y Vainilla promete ser uno de los estrenos más comentados en la próxima cartelera mexicana. Desde ya es uno de los más esperados.


Descubre más desde Kinema Books

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Deja un comentario

Crea una web o blog en WordPress.com

Subir ↑