Más Allá del Susto: El Terror como Espejo Social.

Por Samuel Bautista.

El cine de terror ha evolucionado significativamente a lo largo de los años, abordando una variedad de temas que exploran los miedos más profundos de la humanidad. Este género ha sido una constante en la historia del entretenimiento, atrayendo a las audiencias con sus narrativas inquietantes y sus escalofríos garantizados. Pero ¿qué motiva a las personas a ver este tipo de películas? El miedo a morir o ser atacado por un depredador es un miedo básico, pero existen otros miedos, como el temor a ser criticado o incluso a perder la conexión a internet. Esta subjetividad significa que las películas de terror no siempre asustarán a todos por igual, pero tocarán diversos tipos de miedos. La respuesta radica en factores psicológicos y culturales que nos permiten enfrentar nuestros miedos en un entorno controlado.

El cine de terror no solo busca asustar, sino también entretener. Los objetivos de una película de terror pueden ir más allá de provocar miedo, como utilizarse con fines de propaganda bélica o representar cualidades consideradas peligrosas dependiendo de la época, como la promiscuidad, lo queer o ser extranjero. En este punto, me gustaría hablar de dos películas que considero interesantes porque abordan miedos que están insertos dentro de la cultura y que tienen que ver con aspectos que nos definen dentro de la sociedad. Aunque hay perspectivas queer y feministas, los roles más representados en el cine son el de ser hombre y ser mujer.

Las películas The Ritual (2017) y Clock (2023) son muy interesantes en este aspecto. The Ritual, dirigida por David Bruckner, sigue a un grupo de amigos enfrentándose a fuerzas sobrenaturales en los bosques de Suecia; en esta película se exploran temas como la culpa y el trauma, particularmente a través del personaje de Luke, quien se siente culpable por la muerte de su amigo a quien no fue capaz de ayudar durante un asalto. Luke es tachado de cobarde por sentir miedo, lo que implica que no cumple con la expectativa social de ser un hombre fuerte y valiente; su instinto de supervivencia no está permitido. Por otro lado, Clock, dirigida por Alexis Jacknow, es un thriller psicológico que explora el concepto del tiempo y la percepción de la realidad; la protagonista, Ella, se inscribe en un ensayo clínico para intentar arreglar su «reloj biológico» roto después de que sus amigos, familia y sociedad la presionen para que tenga hijos. En este caso, Ella no tiene derecho a no querer ser madre.

Es interesante ver cómo se plasman los problemas que enfrentan los protagonistas y cómo la presión social influye en ellos. Este par de películas nos brindan un buen entretenimiento a la par que nos permiten reflexionar sobre lo que la sociedad espera de nosotros y más aún ¿qué nos dicen los finales de estas historias?

Samuel Bautista estudió la licenciatura en matemáticas aplicadas y computación en la FES Acatlán de la UNAM. Trabaja como analista de negocios y procesos, siendo un puente esencial entre las necesidades del negocio y el equipo de desarrollo de software. Le gusta leer de todo y aún más ver cine. Además de eso, de las cosas que más disfruta es pasar tiempo con su hija y viajar por carretera.


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