“Siempre te has equivocado sobre mí… Soy tan humano como cualquiera. Yo amo. Me asusto. Despierto todas las mañanas, y a pesar de no saber qué hacer, pongo un pie delante del otro, y trato de tomar las mejores decisiones que puedo. Me equivoco todo el tiempo, pero eso es ser humano… y esa es mi mayor fortaleza…”
Superman es un personaje cuyo recorrido en su carrera cinematográfica ha sido increíblemente ardua y dolorosa en muchos sentidos de la palabra, con todo iniciando desde Superman: The Movie (1978). Un gran comienzo que se convirtió en un clásico instantáneo del cine por los valores y esencia tradicionales del hombre de acero que Richard Donner consiguió plasmar en la gran pantalla durante el siglo pasado. Sin embargo, la situación poco a poco cayó en picada con la llegada de Superman II (1980). Una cinta que sufrió conflictos creativos y económicos que causaron la salida de Donner y un cambio de director. Como resultado, tenemos un Frankenstein que marcó el declive para el Supes de Christopher Reeve y dos secuelas más que terminaron por manchar su reputación.
No fue hasta el 2006 que Warner Bros. decidió darle otra oportunidad al hijo de Krypton con Superman Returns de la mano del director que logró un éxito muy notable por esos años con los X-Men. Una secuela espiritual de Superman II con Brandon Routh siendo la nueva cara del hombre del mañana, pero cuyas ganancias no fueron lo que el estudio esperaba y terminaron por cancelar una secuela de este proyecto, lo que también la dejó muy en el olvido del ojo público.
Siete años después, Zack Snyder llegó para cambiar drásticamente las reglas del juego con Man of Steel (2013). Un reinicio con una visión enfocada en la omnipotencia y poder del superhombre que el director veía en este al punto de crear paralelismos religiosos con la Biblia y Jesucristo, además de una ambición oscura y pretensiones tan enormes que no solo causaron mucha polémica en su momento, sino que también acabaron en la salida de Henry Cavill para portar la capa y la ruptura de un posible universo cinematográfico luego de la decepción en crítica y taquilla resultante de Batman v Superman: Dawn of Justice (2016).
Ahora, y tras casi una década, James Gunn (y Peter Safran) toman las riendas de DC para empezar un nuevo universo con el héroe insignia de la editorial, y con el compromiso de traer al clásico ícono del género de vuelta a la pantalla grande, lo que nos deja con la siguiente pregunta, ¿Acaso Superman (2025) es un brillante renacer para DC y el hombre del mañana o todo lo contrario?
Pues, bajo mi punto de vista, Gunn ha logrado que el primer superhéroe de la historia regrese a ser el símbolo de esperanza que siempre estuvo destinado a convertirse, dentro de una cinta intrépida en su fantasía. Una llena de una humanidad contagiosa e inspiradora que transmite tanto para su mundo ficticio, como para los espectadores sentados en las salas.
Para continuar, pasaré a los puntos malos que tengo que comentar para poder quitarlos del camino y dejar lo positivo. Si bien no son muchos aspectos negativos, tienen repercusiones en la obra completa que son muy visibles. Estos serían: El sentido de ausencia de un primer acto, el ritmo y el guion.
El primero es prácticamente inexistente, porque a pesar de comenzar la película con un texto narrativo que busca ponernos en situación, este no quita la necesidad de conocer un mayor contexto previo en forma visual que nos explique cómo llegamos a este punto de la historia, lo que también afecta a toda la narrativa y especialmente al ritmo. Otro elemento que sentí relativamente sofocante y rápido el cual no permite comprender del todo los eventos consecuentes que ocurren dentro del hilo narrativo, sin mencionar la introducción a todo su universo y personajes.
El último punto negativo que noto esta en su guion. Uno que pienso que es consistente en su historia, más no en sus diálogos, debido a que a veces llegan a pecar de ser muy literales y directos en lo que exponen (algo en lo Gunn suele flaquear como escritor) sin sentirse naturales dentro de las escenas. Casos como tener a empleados de Luthor y su jefe en la misma habitación mientras que los primeros hablan de lo mucho que él ha estudiado a Superman (cuando se supone que ya lo saben) o robots ayudantes de Supes platicándole sobre un mensaje kryptoniano que este ya debería conocer de sobra.
También podría añadir sus conveniencias narrativas, la extraña fotografía y que la edición es algo caótica, pero afortunadamente, las primeras dos solo suceden en un par de momentos puntuales del relato, y la otra no resulta en un grave problema para el entendimiento de la narración.
Ahora, comenzando con lo positivo, Superman (2025) es una enseñanza sobre cómo la humanidad (la bondad, la confianza, la solidaridad, el altruismo, etc.) no son valores que provienen de donde somos, sino de QUIENES somos, y eso se refleja en el propio hombre de acero.

Todos conocemos el inicio del héroe. Un niño del planeta Krypton que es enviado a la Tierra por sus padres antes de morir para ayudar a la raza humana y hacer el bien, y algunos podrían asimilarlo a la historia de Jesús siendo enviado a la Tierra por Dios (como Zack Snyder). Pues bien, James Gunn le da un giro de tuercas a este origen cuando cambia el propósito por el que Clark fue enviado a nuestro planeta. No como un salvador, sino como un conquistador.
Es aquí, donde el director hace hincapié en que la bondad de Kal-El viene de sus propias experiencias en nuestro mundo. Como un individuo más de entre todos nosotros que busca hacer lo mejor para las personas usando sus poderes con un mejor propósito del que le fue asignado.
Algunos verán esta decisión arriesgada como un error (yo lo pensé al inicio), pero creo que esto le brinda al último hijo de Krypton una mayor profundidad, debido a que ahora nos lo muestran, no como una especie de Mesías que vino a salvarnos desde otra realidad, y no como alguien que solo ayuda a la gente porque así se le encomendó. No es así.
Superman (2025) nos permite observar a un hombre en necesidad por un hogar al que pertenecer. Alguien que fue criado y amado por una humilde pareja granjera de Kansas. Alguien que busca vivir una vida ordinaria junto a su novia, sus amigos y sus padres, pero en especial, alguien que comete errores como cualquiera de nosotros, y aún sabiendo eso, decide aprender de quienes lo rodean para ser mejor.
Creo que puedo decir con seguridad que David Corenswet es la mejor versión que hemos visto hasta el momento de Superman. Hace un excelente trabajo en mostrar una faceta humilde, amistosa y optimista de Clark Kent (pese a aparecer relativamente poco como el periodista del Daily Planet), pero también consigue generar con su alter ego esa empatía de amabilidad y afecto hacia los inocentes, su aprecio por todos los seres vivos sin importar lo grandes y pequeños que sean e incluso con sus momentos de mayor debilidad. No solamente en el dolor físico, sino además en sus miedos, sus frustraciones y su tristeza al no saber que no puede solucionarlo todo.
Lois Lane, interpretada magistralmente por Rachel Brosnahan, no solo es el amor platónico de Kent, sino un miembro vital para el funcionamiento de este equipo. Una voz que, como todo buen reportero, sabe cuestionar a su pareja sobre si realmente está haciendo lo correcto o si debería tomar mejores decisiones para resolver un problema, y una voz que también busca la verdad y la justicia tanto como él, pero de un modo más pragmático (cosa contraria a su novio con creencias idealistas), siendo ambos las dos caras de una misma moneda que, lejos de ser diferentes, se convierten en un complemento el uno del otro que los une por una misma causa, y claro, un amor mutuo bellamente visible en pantalla que te hace desear ver más de su dinámica en un futuro.
Irónicamente, la cinta también está tratando con temas propios a nuestra realidad. Cosas como los conflictos armados entre naciones, las tensiones políticas, las implicaciones y consecuencias que puede traer interferir en una guerra, y si vale la pena alterar el sistema con tal de salvar a los necesitados. La respuesta de Kent a esto es que “tal vez la amabilidad es el verdadero punk rock”. Un género musical y movimiento caracterizado por su rebeldía precisamente contra lo establecido y contra aquello que priva de derechos a la sociedad. Un indicativo que nos demuestra que, aún si las leyes, las reglas y las costumbres que nos rigen son dictadas de una manera, nosotros tenemos la capacidad de dudar y tomar acción por nuestra cuenta de ser necesario para disponernos a ayudar a los demás y a quienes lo necesiten (es decir, ser amable).
Por último, también aprecio que hayan usado la rivalidad entre el superhombre y Lex Luthor como un paralelismo hacia la situación actual entre Estados Unidos y los inmigrantes, ya que, en palabras de James Gunn al sitio “The Times” de Londres: “Superman es la historia de Estados Unidos. Un inmigrante que vino de otros lugares y pobló el país, pero para mí es principalmente una historia que demuestra que la bondad humana básica es un valor y algo que hemos perdido”.
Nicholas Hoult interpreta de forma increíble a un Luthor que considero una mezcla entre el carisma y excentricismo dado por Gene Hackman, y la frialdad acompañada de una mente superior vista en series como Superman: The Animated Series (1996), Justice League (2001) y, en particular, el aclamado cómic All-Star Superman (2005-2008). Una mente al que no le carcome la envidia por no tener los poderes de Superman, sino porque no soporta la idea de que un ser de otro lado pueda nacer con dones así de grandes sin una gota de esfuerzo mientras que él ha pasado toda su vida desarrollando tecnología y una empresa millonaria con sus propias manos. Una creencia que también supone que solo los humanos pueden interferir en asuntos humanos (o puesto en otras palabras, solo un estadounidense puede meterse en asuntos estadounidenses).
Superman (2025) nos muestra el rostro más altruista, bondadoso y empático que hayamos visto del personaje desde hace mucho tiempo. Con una hermosa banda sonora de David Fleming y John Murphy que rescata los temas clásicos de John Williams, buenos efectos visuales, un buen humor balanceado, un universo que no titubea en enseñar sus elementos fantásticos y un perfecto entendimiento del hombre del mañana, es como considero que este largometraje empieza con el pie correcto un nuevo amanecer para DC y lo que espero sea un brillante y esperanzador futuro para el héroe que necesitamos más que nunca como inspiración en estos tiempos de necesidad.
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¡Tantos idiomas como para decidir hablar con la verdad! Excelente artículo, tocayo!
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👏👏👏👏
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