Vestuario y maquillaje en la historia del cine III

Por Barbarella D´Acevedo.

A raíz de la Segunda Guerra Mundial, y luego de 1945, muchos creadores europeos fueron contratados en Hollywood. En los Estados Unidos continuó el interés, en materia de maquillaje, por lograr la idealización de los actores —todavía derivada del Star System— especialmente en obras que retrataban la contemporaneidad.

Fue en esta etapa que el maquillador Maurice Seiderman asumió la película Ciudadano Kane —Citizen Kane (1941)— protagonizada y dirigida por Orson Welles. Para este filme creó alrededor de treinta y siete “rostros” diversos para Welles en los procesos tanto de rejuvenecerlo como de envejecerlo. El actor tenía solo veintiséis años cuando realizó el filme pero se encontraba algo “entrado en carnes” y la productora RKO estaba interesada en que se viera atractivo. Incluso la nariz del intérprete fue transformada desde el punto de vista cosmético para el embellecimiento que se propuso en la película. Seiderman para el envejecimiento de Welles creó un material color carne que aplicaba sobre el rostro de este y permitía una gesticulación facial natural. La aplicación del maquillaje comenzaba a las dos de la madrugada y solía durar siete horas, hasta las nueve de la mañana, en que comenzaba el rodaje.

En la etapa comprendida entre 1940 y 1950 se realizó en los Estados Unidos, como película de tipo histórico: Sansón y Dalila —Samson and Delilah— en 1949, bajo la dirección de Cecil B. DeMille; contó con las actuaciones de Hedy Lamarr como Dalila y Victor Mature como Sansón. Ambientada en el Israel del 1000 a. C., obtuvo Óscar a vestuario.

En los filmes de corte histórico de esta etapa se solía respetar el maquillaje, fundamentalmente en la caracterización de personajes, aunque todavía se mantuvo la influencia del maquillaje social, propio del contexto de creación de las películas. La verosimilitud en tal sentido no era esencial para Hollywood que, en general, estaba más pendiente de las ventas que de la calidad total de los productos que lanzaba.

Fue esencial en estos años, al modo en que lo había sido ya en décadas anteriores, la presencia del maquillaje en el cine fantástico o de terror donde se desarrollaron importantes caracterizaciones de fantasía:

De 1941 fue la película El hombre lobo —The Wolf Man— de la Universal Pictures Co. Inc. protagonizada por Lon Chaney Jr. (1906- 1973), hijo del célebre Lon Chaney —en el rol del licántropo— y Claude Rains, bajo la dirección de George Waggner. La Motion Picture Producers & Directors Association (MPPDA), que se encargaba de realizar la censura en la etapa, lastró los resultados del filmen en tanto no permitió fuera realizada la imprescindible “transformación” de hombre a lobo, ni que se desarrollaran escenas muy violentas.

El maquillista de esta película fue Jack P. Pierce, el mismo creador que trabajara en Drácula, La Momia y la saga de Frankenstein, en los años treinta. Para este filme pasó media década diseñando modelos del lobo, en un arduo trabajo investigativo donde además le tomó varios meses, estudiar los materiales apropiados a la realización: tipos de pelo, colores, etc. La nariz del lobo en el filme fue hecha de caucho. A Chaney Jr. cada sesión de maquillaje le resultaba extenuante: Pierce le pegaba al actor, para su interpretación del licántropo, pelo de yak en el rostro y luego se lo chamuscaba con un hierro caliente.

Chaney Jr. fue sin dudas uno de los grandes actores del cine de terror a la par de su padre Lon Chaney, y de Bela Lugosi y Boris Karloff. Por su interpretación como hombre lobo quedaría fichado para el género por el resto de sus días. Posteriormente reiteró el papel en Frankenstein conoce al Hombre Lobo —Frankenstein Meets the Wolf Man, (1943)—, y La mansión de Drácula —House of Dracula (1945)— entre otras películas. Además interpretó al monstruo de Frankenstein en El fantasma de Frankenstein —The Ghost of Frankenstein (1942)—. Hizo de Kharis la momia en La tumba de la momia —The Mummy’s Tomb, (1942)—, El fantasma de la momia The Mummy’s Ghost, (1944)— y La maldición de la momia The Mummy’s Curse (1944)—y de Drácula en Hijo de Drácula Son of Dracula (1943).

En Europa durante la década hubo también importantes producciones que hicieron un uso particular del maquillaje. En la Unión Soviética Serguéi Eisenstein creó la trilogía —inacabada— de Iván el terrible —Ivan Grozny— en los años 40. La primera parte fue estrenada en 1944. En esta trabajaron los diseñadores Leonid Naúmov y Nadezhda Búzin y el maquillador Vasili Goryunov: El actor Nikolái Cherkásov quedó convertido en esta película por obra y gracia de un complicado maquillaje que incluyó un envejecimiento progresivo, en el Zar Iván IV de Rusia. Cabe destacar que todo el filme cuenta con un exhaustivo trabajo de caracterización, que se vierte incluso en los extras. La imagen de Iván el terrible se enfocó en transmitir una estilización casi teatralizada de los acontecimientos históricos representados, en una propuesta que rezuma arte, como buena parte del cine europeo de la etapa.

Por décadas se optó por utilizar maquillajes de plástico o goma cada vez más flexibles para realizar apliques o postizos debido a que otros elementos, como el cartón por ejemplo, no se veían creíbles en la gran pantalla. Señala Georges Sadoul que en la Unión Soviética alrededor del año:

[…] 1948, los maquillistas […] perfeccionaron un material a base de caucho. Pegado a la piel del actor funciona como una auténtica piel. Se mueve, se arruga, se pliega. Se conserva en los almacenes de la Mosfilm, fragmentos de máscara, que aplicados sobre el rostro de un actor bien elegido, le permiten representar de manera tan asombrosa a tal o cual hombre célebre. Incluso al tacto, estas manos, mejillas o frente parecen carne natural[i].

En la Francia de la década del cuarenta Jean Cocteau dirigió La Bella y la Bestia —La Belle et la Béte, (1947)— un filme que destacó por su elaboración en materia de maquillajes. En este: “[…] el jefe de maquillistas Arakelian, el encargado de postizos Poncet y el malogrado pintor decorador Bérard lograron un triunfo de una rara calidad […]”[ii].

El cuento de hadas fue protagonizado por el intérprete Jean Marais. Según Georges Sadoul:

Para crear la bestia fueron necesarios muchos meses de trabajos previos: Arakelian y Poncet trabajaron sobre una mascarilla del actor […] Durante el rodaje fueron necesarias cuatro horas para transformar el rostro del intérprete en una jeta leonina. Los pelos fueron dispuestos sobre tul, como cabellos, y el todo pegado sobre la piel del actor, este pelambre adjunto a la epidermis permitía a Jean Marais rictus, expresiones, y parpadeos. Se le puso en el cráneo una peluca parecida a una melena y colmillos monstruosos en las encías oscuras. Las manos estaban cubiertas de pelo, armadas con garras, transformadas en patas[iii].

Como parte del cine europeo se desarrollaron en Italia durante la posguerra múltiples películas que al interesarse por plasmar la vida tal cual, prescindieron de diseñador. El Neorrealismo, un tipo de cine de interacción social tomó fuerza y entre las décadas del cuarenta y el cincuenta se desarrollaron bajo esta estética filmes como: Roma, ciudad abierta —Roma, cittá aperta, (1945)— de Roberto Rossellini, y Ladrón de bicicletas —Ladri di biciclette, (1948)— de Vittorio de Sica.

En el cine estadounidense, especialmente a partir de los años 50, destacaron como diseñadoras importantes, Edith Head (1897-1981) y Helen Rose (1904-1985). Edith Head había trabajado en Paramount en la década de 1930. Luego dirigió además el departamento de diseño de la Universal. Hizo filmes como: Sunset boulevard (1950) protagonizado por Gloria Swanson, Vacaciones en Roma Roma Holiday, (1953)— por Audrey Hepburn y Testigo de cargo Witness for the prosecution, (1957)— con Marlene Dietrich. Fue diseñadora de Hichtcok en La ventana indiscreta —Rear window, (1954)—, Atrapa a un ladrón To catch a thief, (1955)— y Vértigo (1958). Ganó ocho premios Óscar a vestuario: entre ellos por Eva al desnudo –All about Eve– en 1950, Sabrina en 1954 y El golpe The sting (1973)—. Helen Rose, por su parte, trabajó en la Metro Golden Mayer. Las películas en que solía participar eran contemporáneas con modas que llevaban las mujeres de la calle. Obtuvo dos galardones de la Academia: uno por Cautivos del mal —The bad and the beautiful— de 1952, y otro por Mañana lloraré I´ll cry tomorrow—, de 1955.

La popularidad e influencia de Hollywood decayó en los cincuenta y sesenta y con ello el Star System y en alguna medida el glamour de la imagen. En esos años dejaron de existir los Jefes de Estudio: eran empleados creadores puntuales para cada película. Debido a esto, a partir de los cincuenta el diseñador cayó en el anonimato. En general, en materia de imagen existió una retroalimentación entre cine y cotidianidad. Las películas reflejaron las modas del diario pero también introdujeron cambios que luego fueron copiados en la calle: Los filmes de Hichtcok, La ventana indiscreta (1954), y Vértigo (1958), por ejemplo, establecieron un arquetipo de mujer bella, rubia y perfecta, muy imitado en la época, anclado en un canon de actriz.

Una película de corte histórico, digna de mencionar de los años cincuenta, fue Ben Hur (1959). Dirigida por William Wyler y enclavada en los cánones del género Peplum —cine histórico de aventuras— o cine épico, obtuvo once premios Óscar entre ellos a Mejor película, Mejor director, Mejor actor y Mejor vestuario —concedido a Elizabeth Haffenden.

Perteneciente al terror como género fue meritoria desde el punto de vista del maquillaje: Los crímenes del museo de cera —House of Wax, de 1953. Esta película en 3D fue dirigida por André De Toth, protagonizada por Vincent Price y contó con maquillajes de Gordon Bau. Alrededor de tres horas duraba el proceso mediante el cual Price, quedaba convertido a nivel visual en el asesino del filme desfigurado por un incendio. El maquillaje estaba conformado por varias capas y bajo este quedaba prácticamente irreconocible el actor. Justamente Price fue otro de los intérpretes emblemáticos del cine de terror de todos los tiempos.

En la etapa también otros creadores hicieron obra en materia de maquillaje Bud Westmore —George Hamilton Westmore— (1918-1973) y Jack Kevan realizaron El Monstruo de la laguna negra —Creature from the Black Lagoon, (1954)—, por ejemplo.

En Europa corren también aires de renovación en la etapa. En Francia la revista Cuadernos de cine —Cahiers du cinema, (1951)— cobró importancia en estos años a la par que se desarrolló como movimiento cinematográfico La Nueva Ola —Nouvelle vague—.Fueron fundamentales las películas: Los cuatrocientos golpes —Les quatre cents coups (1959)—, dirigida por François Truffaut; Hiroshima mi amor —Hiroshima mon amour (1959)— película franco-japonesa de Alain Resnais. También los filmes de Jean-Luc Godard: Vivir su vida Vivre sa vie (1962)— y Pierrot el loco —Pierrot le fou (1965)—. En muchos de estos filmes no apareció acreditado diseñador de vestuario.

En Inglaterra el Cine libre o Free cinema surgió en relación con el Realismo Social Británico o British Social Realism, anclado en una estética realista para el cine de ficción y documental. Algunas películas esenciales del movimiento, socialmente comprometido, fueron: Un lugar en la cumbre —Room at the top, (1958)—, de Jack Clayton; La soledad del corredor de fondo —The Loneliness of the Long Distance Runner, (1962) —, de Tony Richardson; Sí… –If…. (1969)—, de Lindsay Anderson.

El director Tony Richardson hizo binomio en estos años con los diseñadores Karel Reisz —Tom Jones, 1963—, y Jocely Rickards —Mademoiselle (1966).

Sin lugar a dudas, a partir de los años cincuenta, el cine europeo rechazó lo edulcorado y artificial de Hollywood y la búsqueda de verosimilitud constituyó un punto de distanciamiento fundamental.


[i] Georges Sadoul: Ob. cit., p. 67.  

[ii] Ídem.  

[iii] Ídem.  


Barbarella D´Acevedo (La Habana, Cuba, 1985). Escritora. Profesora y editora. Teatróloga, graduada del ISA y del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso. Ha obtenido múltiples galardones, entre ellos: Premio de la Ciudad de Holguín en Narrativa (2022), Hermanos Loynaz en Literatura infantil (2021), XIX Certamen de Poesía Paco Mollá 2020 (España), La Gaveta (2020), Bustos Domecq (2020), y Beca de creación El reino de este mundo por el disco de poesía Discurso de Eva (PM records). Ha publicado entre otros: Músicos Ambulantes (2021), El triunfo de Eros (2022) y Blanco y azul (2022) con Editorial Primigenios (Miami), Basilio y el deseo (DMcPherson Editorial, Panamá, 2022), Érebo (Aguaclara Libros, España, 2022), El triunfo de Eros (Editorial Ácana, 2022), Habana pulp mission (Ediciones Solaris, Uruguay, 2022), Los sufrimientos del joven Bela (El Faro Editores, 2022), Marea roja (Ediciones Arroyo, Argentina, 2022), Tren para Salinger (Ediciones Loynaz, 2022), La casa, el mundo y el desierto (Ediciones Hurón Azul, España, 2023), y Marea roja (Ediciones Enlaces, Chile, 2024). Su obra ha sido editada asimismo en diversas antologías a lo largo del mundo. Cultiva disímiles géneros: novela, cuento, poesía, literatura fantástica, literatura erótica, periodismo, crítica, teatro, literatura para niños y jóvenes. Ha sido traducida al francés, al inglés y al esloveno. Es considerada una de las voces jóvenes importantes en la Cuba actual.


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