‘Les enfants du Paradis’ (1945): Un clásico del cine francés.

Les enfants du Paradis (1945) o Los niños del paraíso, película de Marcel Carné filmada en blanco y negro y ambientada en el Paris de 1820-1830 es un clásico del cine francés, además de estar catalogada como una de las películas más hermosas de todos los tiempos. La cinta dura tres horas y 25 minutos, aunque inicialmente fue pensada para ser dos largometrajes de hora y media, al final el director decidió hacer uno solo y dividirlo en dos actos (o capítulos): El boulevard del crimen y El hombre de blanco.

Creo ya mencioné en otras reseñas que me gustan mucho las películas sobre payasos, mimos, el circo, ese mundo lúdico en general. La película más antigua sobre este tema que había visto hasta ahora, era Mera naam Joker (1970) de Raj Kapoor (que amé); así que la de Carné me sorprendió muchísimo.

A través de la historia de amor del mimo Baptiste (personaje inspirado en la vida del mimo y saltimbanqui francés Jean-Gaspard-Baptiste Deburau), Carné hace un tributo al teatro que – la mano del poeta Jacques Prévert en el guión- termina siendo un exquisito ejercicio de poetizar la condición humana. Es una película llena de amor y poesía, producida durante la segunda guerra mundial, en plena ocupación nazi, en condiciones de censura y otras restricciones.

Del otro lado de la historia está Garance, una mujer que si bien se la asocia con la feminidad y belleza, también va develándose como un símbolo de libertad, y de feminismo, por qué no. Al comienzo acompañando a un grupo de ladrones y estafadores – cuyo cabecilla la pretende- en sus actividades delictivas y también de esparcimiento en los bares. Baptiste es un idealista y se enamora perdidamente de la belleza y fuerza de Garance, acercándola a las tablas, ella construye una carrera de actriz. En esa carrera conoce a un millonario, y a Lemaître, un actor vanidoso y ambicioso, ambos la pretenden, al igual que Baptiste, porque lo que le sobra Garance son los pretendientes, ella sabe que Baptiste es el de buen corazón, aunque a diferencia de los otros, lo único que puede ofrecerle es amor.

Cuando se habla de esta película, se hace referencia al realismo poético como estilo, a su inicio, dicen, en narrativa y estética. Que sirviera de inspiración a Truffaut, a Jean Luc Godard y a Jean Pierre Jeunet, incluso a Damien Chazelle en La la land.

Bueno, yo me conmoví hasta las lágrimas con algunas escenas demasiado hermosas del teatro, es realmente una película bellísima, y es increíble cómo se logra filmar a este nivel, con tanta dificultad técnicamente hablando, porque en plena guerra, no es que los escenarios sean fáciles para conseguir movilizarse con equipos y gente, y de la problemática política ni hablar. Para cerrar, diré que Marcel Carné tenía 37 años cuando hizo esta peli, y ya tenía seis anteriores en su filmografía.

Verónica Delgadillo nació en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. Es Comunicadora Social de profesión, poeta por destino y cinéfila declarada. Colaboradora en Revistas literarias de circulación nacional y Revistas internacionales online. Ha participado en publicaciones, antologías y festivales literarios en Bolivia, Argentina, Colombia, Perú, Chile y Ecuador.


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