Por Lily Droeven.
Considerada como una de las mejores obras cinematográficas canadienses, Mon Oncle Antoine (1971) del cineasta Claude Jutra dibuja de una manera meditativa el ocaso de la infancia y pérdida de la inocencia un adolescente durante la víspera de navidad, en el que experimenta distintas emociones como la pérdida de la inocencia, el descubrir los secretos que guardan los adultos y la muerte. Estos elementos que junto con la dirección de fotografía de Michel Brault —con quien el cineasta ya había trabajado previamente— que se encarga de destacar el paisaje rural invernal de una aldea minera de Quebec de una manera onírica y evocadora convirtieron a esta cinta en una de las películas más ricas de Jutra al destacar su estructura visual y narrativa a través de un montaje en un tono dinámico y realista, logrando posicionarla como una película navideña original y poco común al presentar los enigmas de la adolescencia frente a las actitudes de los adultos en la época de las festividades decembrinas mientras analiza las condiciones sociales e indignación de una sociedad conservadora agraria que en ese entonces se encontraba dominada por el clero de Quebec, todo esto sin tener que recurrir a clichés ni a expectativas cotidianas, por lo que Jutra logra un naturalismo auténtico, logrando distinguir diferentes matices.
La historia se desarrolla en una aldea de Quebec, en la década de 1940s bajo el contexto del Periodo Negro y es contada desde la perspectiva de Benoit (Jacques Gagnon) un chico de 15 años que trabaja en una tienda de miscelánea que le pertenece a su tía Cécile (Olivette Thibault) y a su tío Antoine (Jean Duceppe), que es también propietario de una funeraria municipal. El matrimonio no tiene hijos, pero tratan como hija adoptiva a Carmen (Lyne Champagne), una chica de la misma edad de Benoit que les ayuda en su establecimiento. El adolescente no tarda en empezar a sentirse atraído por Carmen, por lo que no duda en coquetear con ella y Carmen comienza a responder a los avances con pequeños juegos entre ambos. Uno de mis detalles favoritos de la película es que enmarca el despertar sexual de Benoit bajo el frío invierno, reformulando las convenciones de los coming-of-age, donde comúnmente retratan este tema bajo la calidez del sol veraniego, pero es necesario resaltar que el pálido paisaje invernal de Jutra prefiere hacer referencia a las frustraciones y dolores de la adolescencia que siente el protagonista.

El trabajo de cámara en los momentos en los que Jutra nos acerca sutilmente a través de los ojos de Benoit para presenciar junto con él lo que ocurre a su alrededor que permite darnos cuenta de las sensaciones que él experimenta en silencio volviéndose testigo del comportamiento, las acciones y mentiras que los adultos guardan en su vida privada, como cuando su tío le confiesa que se siente infeliz con su vida, en el momento en que se da cuenta de la traición de Fernand (interpretado por Jutra), un empleado de la tienda al encontrarlo con su tía, descubriendo su infidelidad hacía Antoine en una escena que se vuelve incómoda o al observar las transgresiones que comete el cura de la aldea. La mirada de Benoit se muestra atenta mientras la audiencia observa en los ojos del adolescente las frustraciones e incertidumbres de la vida adulta, un mundo en el que él también pertenecerá. Su encuentro con la muerte se vuelve inevitable al acompañar a su tío por primera vez a buscar el cuerpo de un adolescente fallecido, experimentado una sensación que repercutirá en él para siempre.
Un aspecto interesante de ver es que Jutra además ofrece al espectador una metáfora en la narrativa de la transición del tradicionalismo a la modernidad en Quebec, funcionando como recordatorio de una parte de la historia y cultura canadiense al estar desarrollada durante el Periodo Negro que abarcó de 1944 a 1959, nombrado así debido a que Quebec estuvo bajo el mandato del primer ministro Maurice Dupleiss, cuyos valores ultraconservadores se apegaban a la moral implementada por la iglesia católica, dejando que la clase anglófona tuviera privilegios como el control total de las minas y campos madereros. Su gobierno mantenía un sistema opresivo con los habitantes francófonos a los que consideraba gente de segunda clase y únicamente podían trabajar en minas y campos de madera. En 1949 ocurrió una disputa laboral por parte de unos mineros conocida como la huelga de amianto convirtiéndose en un punto de inflexión en la historia de Quebec trayendo consigo cambios sociopolíticos que transformarían la aldea durante la década siguiente. Jutra captura un momento importante como alegoría a esa disputa cuando el jefe angloparlante de la mina de amianto arroja dulces durante un desfile navideño a los niños de la aldea en señal de desprecio hacía su clase, propiciando que Benoit y otros adolescentes se rebelen contra él arrojándole bolas de nieve.
Con un trasfondo de melancolía adolescente, Mon Oncle Antoine destaca al construir una reflexión profunda de los pesares hacia la transición de la vida adulta que son enfatizados con honestidad y de manera íntima deshilvanando las ilusiones que llegan a tener los niños en relación a los adultos, dibujando una línea de empatía entre el protagonista y la audiencia en el que Jutra le da forma a una narrativa entrañable con completo realismo, mientras resulta un buen referente a la cultura e historia de Quebec de la resistencia y rebeldía de los habitantes ante el gobierno ultraconservador; por ello la película es importante de ver.
Lily Droeven es escritora profesional de reseñas y ensayos de cine. Su trayectoria empieza en abril de 2021, cuando empezó escribiendo de manera profesional para el female film journal Girls at Films y también ha realizado entrevistas a mujeres que laboran en distintos espacios de cine desde actrices, productoras hasta directoras. En mayo de 2023 salió su primera publicación en la revista Letras Libres como escritora ocasional en la sección de cine Letrillas. Su amor por el cine es profundamente personal. Le gusta mucho ver películas clásicas y contemporáneas internacionales porque disfruta conocer la historia del cine de otros países y sus culturas a través de su narrativa. Trabaja como diseñadora editorial. Nació en 1987 y vive en Mérida Yucatán. Puedes leer sus textos y seguirla en https://linktr.ee/lilydroeven
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