APUNTESdeCINE desde Cannes

T E R M I N Ó la edición 77 de la entrega de la Palme D Or en Cannes, reconociendo al cine del estadounidense Sean Baker, con su cinta Anora.

POR: FELIPE DE JESÚS FLORES SÁNCHEZ.

“El futuro del cine, está en el cine”, proclamaba con el sollozar en sus ojos, un incrédulo Sean Baker, que si bien, comenzó a dar nota al estrenar una cinta grabada exclusivamente con un iPhone V, como lo es “Tangerine”, el éxito en la vida real, aún no era posible tocarlo.

Un cineasta que probaba las mieles del prestigio, pero que vivía con las tarjetas bancarias sobregiradas y durmiendo en un colchón que sabia sus sueños desde pequeño, ya que aún no podría independizarse de vivir con sus padres; parecería el común denominador en este mundo capitalista tan marcado, aunque nos demos baños de “igualdad”, “equidad” y revolución.

Mismos temas que podemos ver en su cinta, “Anora”, una especie de homenaje a muchos de los valores de los años 2000, con “All the things she said” de la banda rusa TATU de fondo, con una historia que hace marcados homenajes a cintas como “Pretty Woman”, hasta caer en las fosas de lo que nos da la generación de microondas, todo con un romance entre una trabajadora sexual y un estrafalario oligarca bielorruso, todo aderezado con su estilo de cine que nos evoca a ese contacto, hasta cómico, que dejamos pasar en la vida; esa fue la ganadora de Cannes 77, un festival marcado por los recuerdos y el cine que nos llama a contemplar los duelos, el dejar ir, no solo una vida, sino una relación, un trabajo, una forma de pensar, homenajeando desde figuras mitológicas de la fauna hollywoodense como George Lucas, o el glorioso paisaje de imaginación, colores y formas, que solo sería posible con la animación, dando su Palme D Or honoraria, a Goro Miyazaki, que en representación de su padre, Hayao Miyazaki, vio como su estudio, Ghibli, era honrado por el festival de mayor opulencia en el mundo.

El Festival de Cannes, marco en su tendencia, ser un poco menos vistoso que ediciones anteriores, pero hubo momentos donde los homenajes, forma de cintas con más de 100 minutos, nos hicieron agasajarnos de la experiencia del festival; muchos directores están llegando a las horas tan temidas, diría Sabina, en que ya están contemplando su mortalidad, por lo que un filme homenaje a su propia vida,.

No es nada descabellado, mismos que tuvimos en los estrenos de David Cronenberg y Paul Schrader, con los que , el público y muchos nuevos críticos de cine, abrazados con la bandera de “influencers” o generadores de “branding social media” que ah, como me harte de escuchar esa palabra o era algo así, en todas las oficinas de prensa, parecían no comprender; pues bien, ambos cineastas con “The Shrouds” y “Oh Canada”, respectivamente, parecían recitarnos, un solemne requiem, el primero con su tradicional “nueva carne”, que en está ocasión, se inclino hacia los ritos funerarios y su alcance tecnológico, con un genial Vincent Cassel, que impresionantemente, fue ninguneado por el Gran Jurado, que pues con Greta Gerwig y CIA, que podríamos esperar; mientras que en “Oh Canada”, el repaso de una vida, con un monumental Richard Gere, haciendo binomio con el actor de moda, el juvenil. Jacob Elordi, le resto fuerza para ser contendiente a algo más.

Pero claro, hubo milagros en la sala, tampoco quiero sonar a que solo fui a amargarme otra vez, pero en otro continente, desde poder ser conscientes de que pasaba en la cabeza de Jean Luc Godard, en sus últimos momentos, antes de la eutanasia, con el filme corto, “Escenarios”, que a más de uno, nos puso la carne chinita, justamente al tomar consciencia, de que realmente Godard, un hombre de cine, cofundador de la Nouvelle Vague, decidió hacer cine hasta sus últimos minutos, eso fue desgarrador, pero una forma honoraria y sublime de partir, haciendo lo que amas, hasta el final.

La revolución llego a Cannes, de la mano del cineasta de Iran, Mohammad Rasoulof, que con su pelicula, “The Seed of the Sacred Fig”, nos hizo temblar en las quinielas, ya que su historia, llena de furia por la justicia, pero con el toque de una rosa, nos narra las pericias femeninas, que viven las iraníes, ante la injusticia social, machismo, y demás males, una cinta necesaria para oriente medio, como para todo el sistema actual, una pena que no le alcanzara para la Palm D Or; donde además, India, logro meter en competencia, un filme después de 30 años, con la frescura de Payal Kapadia y su “All we Imagine As Light”, que se centra en narrativas con paralelismos, a esta zona del mundo, le duele mucho el machismo, mismo que no sabremos cuando logrará vivir esa equidad necesaria, le duelen las herencias, las decisiones tomadas aún sin nacer, mismas que pasan dos enfermeras, que solo saliendo de su sociedad, hacía un pintoresco pueblo, logran saborear un poco las mieles de la libertad.

Kapadia sigue elevando su nivel, si bien su cinta, aún se antoja débil en algunos puntos que suelen ser ambiguos, la potencia de su discurso, día a día se va puliendo, mismo que no tengo dudas, que será reconocido en Occidente, donde incluso, CINECANIBAL, ya hizo un esfuerzo importante, para ganar su distribución en nuestro país.

Pero si hablamos de la cinta reina, la que trajo un estilo, una narrativa diferente, pero de un mal común, como lo son los duelos y la cobardía nupcial, ese es Miguel Gomes, que con su “Grand Tour”, no solo nos presenta, de una forma muy distinta, la huida de un novio, que dejo vistiendo santos a su prometida, misma que inicia una persecución, casi suicida, para que el cumpla con lo que prometio, en el papel, se lee como una comedia incluso, pero es una cinta, donde Gomes, que trabajo toda una década, para darnos este fruto, logra a modo de retrospectivas y Fotogramas por segundos, ayudarnos a conocer algo tan bendita mente rico, como lo es la sociedad de la antigua Birmania, historia que se sitúa en finales de la década de 1910, pero que nos traslada incluso a los 2020, ganador del premio, como mejor director, merecido y esperemos verla en el FICM, durante este Otoño.

Finalizando con la revolución, que plantea el regreso de Demi Moore y la estrella en ascenso, Margaret Qualley, con el filme pop, lleno de suspenso, nueva carne y seguramente terrores nocturnos, llamado “The Substance”, una cinta que plantea la forma, en que el sexo femenino, dentro del espectáculo, y si me apuran, la vida misma, hace frente al envejecimiento, llegando incluso a “meterse” substancias, que detonarían una nueva personalidad, en lo personal, me encanto el filme, que seguramente será el detonante de ventas, para esta temporada de cine. Mismo que logramos apreciar, en el regreso a su estilo, del heleno Yorgos Lanthimos, con “Kinds of Kindness”, que a modo de un trío de historias, salidas de “Cuentos desde la Cripta”, hace más símbolo a Emma Stone, dando oportunidad además, de soltar todo su talento a Jesse Plemmons.

Siempre tendremos películas más, películas menos, violencia política o censura, que ya se avecina con Ali Abbasi y su “homenaje” a Trump, o la charada de Jacques Audiard, con su Emilia Pérez, que otorgo el premio máximo a una actriz mexicana, con la Palm D Or, au exequio, que gano Adriana Paz, junto a las actrices, Zoe Saldaña, Selena Gomez y la actriz trans, Karla Sofía Gascón; que en realidad, no deja de ser otra burda visión musical, que tiene el europeo, sobre la sociedad mexicana; este Cannes, logro dejar contentos a la gran mayoría, haciendo que caigamos en una ansiedad sobre el futuro que se viene rumbo a las grandes citas festivaleras, con Venecia en el horizonte, el año 2024 del cine mundial, comienza a dar claridad, sobre el rumbo que observamos en esta, temporada de cine.

FELIPE DE JESÚS FLORES SÁNCHEZ ES CRÍTICO CINEMATOGRAFICO Y EDITOR EN JEFE DEL MEDIO APUNTESdeCINE. Síguelo aquí: https://www.facebook.com/APUNTESdCINE

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