Por Samuel Bautista.
La película Shame nos ofrece una visión cruda y visceral de la masculinidad heterosexual moderna, donde la validación juega un papel crucial. Esta validación se busca tanto en las mujeres como en los hombres. En el caso masculino, cualquier cosa que otorgue superioridad frente a otros hombres o acceso a las mujeres se convierte en un medio para afirmar la identidad masculina, es decir, el hombre se valida frente a otros hombres o frente a la mujer.
La definición de hombre y mujer a menudo se basa en la existencia del otro. La famosa frase atribuida erróneamente a Dr. House, pero en realidad dicha por Zsa Zsa Gabor, » Las mujeres se enamoran de lo que escuchan, y los hombres de lo que ven. Por eso las mujeres se maquillan y los hombres mienten», ilustra esta interdependencia. Sin embargo, la validación no es un proceso unidireccional. Tanto hombres como mujeres buscan ser validados por el otro. Una mujer amada y deseada se siente completa, mientras que un hombre con acceso a las mujeres se siente validado en su masculinidad. La falta de esta validación puede llevar a crisis existenciales en ambos sexos.
Por ejemplo, en la película Una propuesta indecorosa, la transacción sexual de la pareja del protagonista desencadena una crisis en la masculinidad del protagonista. El dinero no compensa la percepción de ser superado por otro hombre que demuestra tener más recursos y habilidades sexuales. La mujer, en este caso, define quién es el «macho alfa», lo que lleva al protagonista a cuestionar su propia valía.
El deseo de satisfacción sexual se entrelaza con el deseo de reconocimiento. Aunque no se trata de una cuestión moral, este comportamiento impacta las relaciones personales. La mujer a menudo finge el orgasmo para proteger la fragilidad masculina, mientras que el hombre suele decir amar a la mujer, aunque no sienta nada, sabe que la mujer se valida a sí misma escuchando que la desean o la aman. En el acto sexual, el hombre busca el goce inmediato, mientras que la mujer anhela la validación emocional y la conexión, la mujer entra haciéndose desear y el hombre como deseante.
La búsqueda de validación masculina a menudo implica comparaciones con otros hombres: «¿Fui mejor?», «¿La mía es más grande?», «¿Con cuántos has estado?». La prostitución, como relación de poder, permite al hombre con recursos económicos ejercer control y validar su masculinidad a través del acceso a mujeres atractivas.
En Shame vemos este comportamiento, el protagonista Brandon, se muestra seguro y competente cuando se da la oportunidad de compararse con otros hombres, en una escena de bar, de hecho, es capaz de seducir a la mujer que su jefe pretendía, en realidad Brandon no está interesado en la mujer, ni en el sexo, esta interesado en validarse como hombre, cosa que consigue cuando sabe que supero a su jefe en seducir a dicha mujer.
La validación con una mujer puede llegar a ser más demandante, más complicada más llena de problemas, más llena de reclamos, más llena de responsabilidades… Por lo que muchas veces se busca en realidad aparentar sólo un acercamiento, pero en realidad no está buscando concretar nada. Sólo aparentar. El hombre siempre está obligado a avanzar, contrario a lo que se suele creer, no todos los hombres tienen bien desarrollado el instinto de avanzar o de soportar el rechazo y a muchos les genera mucha presión.

El deber de siempre avanzar, de ir proponiendo y marcando el paso, puede ser agotador. Una salida fácil es proponer algo bizarro, grotesco, ofensivo, fuera de lugar… cualquier cosa que permita el rechazo o la no concreción, evitando el encuentro. Ese acto lo liberará de toda la presión y de la responsabilidad de avanzar: lo intenté, pero me rechazó; lo intenté, pero no quiso; lo intenté, pero no era la mujer correcta… Estoy liberado y puedo continuar mi camino en otro lugar.
El piropo, a menudo visto como un acto de seducción, también puede ser una forma de validación masculina. Al generar una reacción, ya sea de rechazo o aceptación, el hombre se afirma a sí mismo, especialmente frente a otros hombres. En realidad, el objetivo no es seducir a la mujer, sino validarse como hombre, demostrar el poder de atraer a una mujer, cuando la mujer rechaza, en realidad está validando al hombre ¿Por qué? Porque si el no hubiese sido ofensivo, vulgar, grotesco… habría tenido posibilidad, incluso hay mujeres que lo reafirman cuando confrontan al hombre diciéndole que, si no hubiese sido vulgar, habría tenido una oportunidad, lo cual permite al ejecutante confirmar la lógica que este tipo de comportamiento.
En otra escena vemos como Brandon laza lo que se podría ver como un intento de seducción con una mujer que encuentra en un bar, pero justamente va a lo grotesco y vulgar, da la impresión de que está tratando de validarse por medio del piropo y busca que ella lo rechace por lo vulgar del piropo, para que el se afirme, tenia oportunidad pero por vulgar, me rechazo, el sabría exactamente el motivo, pero al mismo tiempo parece estarse presentando otro fenómeno, la seguridad masculina que seduce a las mujeres, pese a lo vulgar del lenguaje que emplea Brandon envía una fuerte señal de seguridad, lo que aparentemente hace dudar a la mujer, en ese momento llega otro hombre, la pareja que acompaña a esa mujer, la reacción de Brandon es aumentar los piropos y el lenguaje, en un claro reto de validarse ya no con la mujer, sino con otro hombre, no importa si gana o pierde, eso no está en juego, los deportes competitivos también sirven como un mecanismo de validación masculina, aunque hay ganadores y perdedores, la participación en sí misma afirma la pertenencia a un grupo y otorga reconocimiento entre pares, en este caso si el otro hombre lo ve como rival, cosa obvia porque esta hablándole a su mujer y seduciéndola, genera la sensación de rivalidad que le permitirá a Brandon afirmar su masculinidad, en este caso, frente a otro hombre.
La película Leyendas de pasión ilustra cómo los hombres pueden buscar validación en sus pares en lugar de en las mujeres. Del mismo modo, en «Casablanca», el protagonista encuentra validación sirviendo a su país junto a otros hombres y evitando a la mujer.
El personaje de Brandon en Shame ejemplifica la obsesión por la validación masculina. Su adicción al sexo y su incapacidad para conectar emocionalmente con las mujeres revelan una profunda inseguridad. Brandon parece corresponderse con una neurosis, se da cuenta que no puede con todo, algo le falta, y por eso busca una constante validación del otro, busca validarse frente hombres y mujeres, pero se suele equivocar en sus decisiones, pese a que satisface su necesidad de validación por un momento, regresa la neurosis, necesita restituir lo que le falta, necesita validarse otra vez.
En cuanto aparece una mujer deseable, se da una castración simbólica al hombre, si el hombre quiere acceder a la mujer deberá probarse ante la mujer y esta será quien lo valide, le dará acceso o no. Es el reto por enfrentar, y soportar el rechazo es una prueba de masculinidad. El deseo de la mujer es un problema para el hombre, siempre se busca como maniatar su deseo, evitarla, casarse, hacerle hijos (que cambie su enfoque), descalificarla (puta, bruja, loca, fácil…). El falo es algo simbólico ideal, el pene es un falo, pero es temporal, no está erecto todo el tiempo, por eso el hombre siempre trata de demostrar que tiene el falo, porque sabe que es temporal, puede no lograr la erección, puede que no sea lo suficientemente grande, puede fallar.

El hombre no puede con todas, puede con una, quiere probarse con todas, pero es imposible, es físicamente imposible, hay un límite de tiempo, de capacidad, no es alcanzable la totalidad. Eso se vuelve castrante porque no se puede alcanzar. El miedo al preservativo es en gran medida el miedo de castración, se perderá sensibilidad, se perderá potencia, se perderá erección, se fallará. Bajo este pensamiento es más fácil enfrentar un rival que a una mujer, con la mujer es como en matemáticas, no hay lugar para el error, se gana o se pierde, pero si se pierde, se falla como hombre, con un rival no, porque hay honor, validación de la lucha, deportividad o incluso se puede decir se perdió porque hubo trampa, pero con la mujer no, si falla, no logra la validación.
¿Brandon es un macho alfa? ¿qué sucede con una cita? No va de porno o de prostitutas a las que es adicto, no va de tener el poder fácilmente. El protagonista intenta ligar con una compañera del trabajo, de hecho, ella toma la iniciativa, dándole entrada y lanzando miradas, pero justamente esta chica es diferente.
Él está acostumbrado a tratar con las mujeres, y se considera un gran seductor, cuando hay otras mujeres y hombres involucrados es muy competente y lanzado, de hecho, es una especie de trofeo lograr quitarle la mujer a otro hombre, como el caso mencionado con su jefe. Es un habido consumidor de pornografía y de prostitutas, un ambiente donde la mujer es objeto. Él tiene todo el poder y el control.
El único placer que importa es el de él, el placer de la mujer no importa, básicamente se está masturbando con el objeto mujer, la mujer se llevará el dinero, él se llevará el placer y la validación como hombre.
Pero cuando se le presenta la oportunidad de una relación (no un consumo), ¿qué sucede? Resulta impotente, no es capaz de tratar a la otra mujer como sujeto. Se muestra dudoso incluso de acudir a la cita, se ve intimidado a tal punto que no logra consumar el acto sexual, resulta impotente, y termina pidiéndole a la mujer que se retire. ¿Qué hace para redimirse? Para restaurar su masculinidad, llama a una prostituta, con esa mujer objeto, será totalmente competente, tiene todo el control, su placer es lo único que importa, no tiene que preocuparse por la validación femenina, la compra, vuelve a afirmarse como hombre.
En conclusión, la película Shame nos invita a reflexionar sobre la complejidad de la masculinidad heterosexual y la búsqueda de validación. A través de sus personajes y situaciones, la película explora las diversas formas en que los hombres buscan afirmar su identidad y valor en un mundo donde las expectativas y presiones sociales pueden ser abrumadoras.
Samuel Bautista estudió la licenciatura en matemáticas aplicadas y computación en la FES Acatlán de la UNAM. Trabaja como analista de negocios y procesos, siendo un puente esencial entre las necesidades del negocio y el equipo de desarrollo de software. Le gusta leer de todo y aún más ver cine. Además de eso, de las cosas que más disfruta es pasar tiempo con su hija y viajar por carretera.
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